Si estás en el futuro, da FAV

Considerada como herramienta para diseminar mensajes de odio y banalidad tanto como evidencia de la esquifroneia global de la humanidad del siglo XXI, pocos en su momento evidenciaron que las redes sociales, la IA, los dispositivos caseros y, en general, los resultados de la big data, devendrían en parte responsable del éxito de los desplazamientos espacio-temporales ejecutados tres siglos adelante.

Superada la imbricación hombre-máquina y descartada la expansión intergaláctica, el refinado hedonismo de los privilegiados del futuro entrará en una breve, pero significativa, tendencia genealógica de rastrear a sus antecesores a través de esas enormes y obsoletas bases de datos sobre las que la naïve humanidad del siglo XXI puso sus esperanzas de progreso.

Mientras algunos se desgañitaban en Twitter por las declaraciones políticas de sus líderes y otros publicaban en Facebook atardeceres idílicos, que eran motivo de envidia por parte de sus semejantes; y unos más establecían conversaciones significativas con sus cuchillos inteligentes y otros iluminados escribían código destinado a sostener el ambiente de evolución de la época, los cómodos hijos del futuro se burlaban de sus esfuerzos de la misma forma en que al anticuado presente del siglo XX le encantaba asistir a los zoológicos a mofarse de los primates.

El principio de no intervención, violentado por los hedonistas, alrededor de 2030, hizo sospechar a algunos futurólogos de la aparición de un patrón disruptivo en las comunicaciones de la época. Poco a poco y ante la evidencia de más rastros, cuya profusión dejaba en ridículo a los hallazgos en torno a la materia oscura, fue determinado que el desplazamiento cuántico estaba ocurriendo de manera sincrónica, lo que no dejaba a dudas que la humanidad del futuro estaba entablando, al decir de los gurús, «conversación» con sus semejantes del convulso siglo XXI.

De un momento a otro y durante 50 años, la humanidad entró en una onda antropofuturística de enviar mensajes hacia sus seres queridos trescientos años adelante; este clamor era evidente en los países en desarrollo, atrapados en espirales de crisis consecutivas y en clases desfavorecidas cuyo acceso a la red seguía siendo una barrera que impedía su crecimiento. Los resultados para la humanidad adelantada eran risas y FAVS en publicaciones sociales de sus antecesores, con un leve dejo de esperanza, esa cosa sin plumas.

Nada podía salvar a la humanidad de sí misma.


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