Aggiornamento

Apremiada por circunstancias vitales, Dora entregó el manuscrito a su editor antes de sufrir el accidente que culminaría con su vida.

El origen del libro, (cuyo destino, marcado por el trágico, pero natural, acontecimiento, aguardaba una traducción inglesa y siete semanas como súperventas), fue una conversación sostenida por la autora con Brandi Love, modelo top en el campo del entretenimiento para adultos.

"...Es como escuchar Lullaby después de concluir un gang bang con 7 BBC" fue la frase que la impactó a Dora, quien la transcribió en su libreta a manera de fetiche. El editor, ex-amante así como descubridor del talento de la escritora, aprobó un borrador inexistente, sin premisa argumental, al escuchar de ella lo que pretendía ser la superación de La vida sexual de Catherine M.

Este escenario no era nuevo para ambos. A finales de los noventa, antes de romper definitivamente, él la había increpado por un cierto "apastelamiento" en la descripción de una serie de escenas eróticas que Dora pretendía transformar en un libro de poemas. La relación, hormonal y adolescente, se transformó en un campo de batalla, cuyos mejores frutos iniciaron con ese libro primerizo, ya no de poemas, que llamó la atención de la crítica mucho antes del advenimiento de la generación feminista, cuya pretensión de autoconsciencia era similar a las intentonas básicas de Dora en sus inicios.

Su segundo volumen, construido a manera de correspondencia entre una mujer y su violador, estaba escrito en un estilo directo de frases incisivas, como picanas en las heridas abiertas de una mujer cuya iniciación sexual fue abrupta, perpetrada por alguien cercano a su círculo familiar. La protagonista se abría a su trauma luego de incidir en comportamientos destructivos contra ella misma a lo largo de sus veintes. El punto de toque fue la amenaza de un potencial feminicidio, cuyas consecuencias la sumirían en un abismo, del que saldría gracias a la escritura y al descubrimiento, "primaveral" como diría el editor, de un amor intenso con un hombre mayor, quien, posteriormente, sería su único marido.

Con éste se mudó a Norteamérica; con éste conoció el esplendor: se inició en la pornografía, el intercambio de parejas y, juntos, compraron un terreno en el que sembraron marihuana de calidad. No tuvieron hijos, lo que incidió en la separación ocurrida en 2015. Al parecer, en buenos términos, por lo que Dora inició un proyecto de retratos femeninos con la idea de publicar un libro de crónicas. Regresar a la escritura fue un impulso para Dora, quien eligió a Brandi, fantasía sexual de su antigua pareja, con la intención de descubrir
ese mundillo que la intrigaba.

Rubia natural de cuerpo esculpido a punta de horas interminables en gimnasio, hacían de Brandi una representante destacada de la franja MILF en el porno norteamericano, cuyas sobresalientes perfomances, grabadas en videos de bajo presupuesto, eran consumidas por millones de hombres, y mujeres, en Internet, que preferían la espontaneidad de la mujer madura al caótico dramatismo de modelos 20 años más jóvenes. Su aire de "girl of the next door", sus valores conservadores, así como cierto amor a las armas, conducían a un camino seguro al estrellato porno. Fue un óptimo timing el de Dora. Brandi conectó espontáneamente con la menuda latina que conocía mejor que ella su propia carrera. Sostuvieron varios encuentros en diferentes lugares de la costa este, muchas veces en Starbucks o en Wendy's durante las pausas de una agenda saturada.

Fue en una de estas reuniones en las que Brandi soltó la frase, cuyo impacto fue profundo en la psique de la escritora. Mientras fumaba un Marlboro en el parqueo, a 30 grados en la noche cerrada, la modelo reveló que esa sensación fue la más cercana al amor, propiciada por un hombre con micropene, en cuyo prepucio había excoriaciones parecidas a las escamas de un reptil.

-Y créeme, los he probado todos, en cuanto a formas y tamaños.-Dijo- Por lo que estoy segura que esa vez fue la única en que sentí eso...tan especial.

El registro era privado. Un afroamericano de Chicago, al parecer funcionario del gobierno estatal, la contactó por correo electrónico. El pago anticipado fue generoso.

-Tiquetes, hotel, auto con chófer. Dos días en su casa de los suburbios. Parábamos para comer o dormir un poco. Lo sentía como un potro, cuando su tamaño no alcanzaba la uña del meñique.

Al principio me negué, pero ya sueltas las amarras me lo metí varias veces a la boca. Al hacerlo, se venía como un niño. ¿Las escamas? Repulsivas, pero descubrí que lamerlas lo excitaba. Nunca pregunté, estaba, ya me entiendes, ocupada. Ahora que lo recuerdo , tenían un sabor particular. Ni muy dulce, ni muy agrio. ¡Squirtle!

La referencia a The Cure era por su primer amor, un chico con el que nunca tuvo sexo. Muerto en un accidente de auto durante un 4 de julio, Brandi conservaba la mixtape, e incluso la tenía digitalizada en su iPhone.

-No es que me guste ese mood, pero cuando estábamos a punto de concluir con Squirtle tuve ese gran orgasmo y esa canción vino a mi memoria mientras mis ojos entrecerrados trataban de enfocar el paisaje que tenía delante de mí.

Las demás revelaciones de Brandi no fueron tan significativas para Dora quien, posteriormente, confesó a su editor que tuvo sexo con ella en su auto. "Fue algo de otro mundo", le escribió en un largo email sobre su experiencia lésbica. Durante el folle, no dejó de prestar atención a la vulva de Brandi: una orquidea nervosa y firme que "succionaba profundamente en la posición adecuada. Parecía hablarme mientras me emparejaba, pero no con palabras...al menos, no humanas. Eran largos murmullos sibilantes. Me agotaba Brandi con su despliegue físico, pero no me soltaba. No nos besamos, pero me devoraba con su vulva, íntegra, sin triturarme, a la manera de un dragón Komodo. Cuando me vine, solo vi su pierna encima de mi rostro. Goteaba algo más espeso que el semen, que caía en mi boca mientras ella me imprecaba con voz entrecortada". Pensaba Dora que hacerlo en su auto era una retribución a una experiencia perdida, la del novio muerto que no desvirgó a Brandi.

Fue la última vez que se encontraron.

Cuando Dora regresó al país, había superado el síndrome de abstinencia sexual. Estaba decidida a mantenerse en estado asexual por el resto de su vida. Al recoger su cuerpo, impactado por un auto fantasma en plena calle céntrica, su iPhone reproducía Lullaby. Canción, al parecer, inolvidable.


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