Una Nueva Creación.

Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Gálatas 6:14-15

Imaginemos por un momento que somos una hoja en blanco. Sin forma, sin color, sin vida. De repente, un artista talentoso toma su pincel y comienza a crear una obra maestra. Trazos precisos, colores vibrantes, detalles exquisitos... La hoja en blanco se transforma en una obra de arte, adquiriendo una nueva identidad, un nuevo propósito.

Algo similar ocurre cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador. Experimentamos una transformación radical, una nueva creación que nos libera del pecado y nos da la oportunidad de vivir una vida plena y significativa.

La cruz: Símbolo de Esperanza y Redención

En el centro de esta transformación se encuentra la cruz de Cristo. Lejos de ser un símbolo de dolor y muerte, la cruz representa el amor infinito de Dios por la humanidad. En ese madero ensangrentado, Jesús, el Hijo de Dios, asumió la carga de nuestros pecados, pagando el precio por nuestra libertad. Al creer en Él y aceptar su sacrificio, somos liberados de la esclavitud del pecado y recibimos la vida eterna.

La cruz no solo nos libera del pasado, sino que también nos abre las puertas a un futuro glorioso. Es la promesa de una nueva vida, llena de paz, alegría y plenitud.

La Nueva Creación: Una Identidad Transformada

Esta transformación no se limita a un cambio de creencias o a una simple mejora moral. Es una renovación profunda que afecta cada aspecto de nuestro ser. Al aceptar a Cristo, somos literalmente "nacidos de nuevo" (Juan 3:3). Recibimos un nuevo corazón, una nueva mente y una nueva perspectiva de la vida.

El apóstol Pablo describe esta transformación como ser "revestidos de Cristo" (Gálatas 3:27). Esto significa que adoptamos la identidad de Cristo, asumiendo sus valores, su carácter y su propósito.

El Mundo Crucificado: Una Nueva Perspectiva

La cruz de Cristo no solo nos reconcilia con Dios, sino que también nos separa del mundo tal como lo conocemos. El sistema de valores, creencias y prácticas que antes nos definían pierden su poder sobre nosotros.

Al morir con Cristo en la cruz, morimos a las ataduras del pecado, las tradiciones vacías y la búsqueda de la propia gloria. Nos convertimos en nuevas criaturas, libres de las ataduras del pasado y listos para vivir una vida guiada por los principios del reino de Dios.

Viviendo como la Nueva Creación

La nueva creación no es solo un concepto teológico abstracto, sino una realidad que debe manifestarse en nuestro diario vivir. Esta transformación se manifiesta en:

  • Un amor genuino hacia Dios: El amor a Dios se convierte en el centro de nuestra vida, motivados a obedecer sus mandamientos y a buscar su rostro en todo momento.

  • Un amor incondicional hacia el prójimo: Amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, mostrando compasión, misericordia y perdón, incluido a nuestros enemigos.

  • Una vida de integridad y honestidad: Vivimos con transparencia, coherencia y rectitud en todas nuestras acciones, palabras y pensamientos.

  • Resistencia a las tentaciones del pecado: Reconocemos que el pecado ya no tiene poder sobre nosotros y nos resistimos a sus tentaciones con la ayuda del Espíritu Santo.

  • Compartir el mensaje de salvación con otros: Nos convertimos en instrumentos de Dios para compartir el mensaje de salvación con el mundo, llevando esperanza y transformación a la vida de los demás.

Vivir de acuerdo a esta nueva identidad no es fácil. Enfrentaremos desafíos, tentaciones y momentos de debilidad. Sin embargo, nunca estamos solos. Dios nos ha dado el Espíritu Santo, quien mora en nosotros y nos brinda la fuerza, la sabiduría y el consuelo que necesitamos para vencer cualquier obstáculo.

Ejemplos Bíblicos de la Nueva Creación

La Biblia está llena de ejemplos de personas que experimentaron una transformación radical al aceptar a Dios en sus vidas. Veamos algunos casos:

  • Saulo de Tarso: Un perseguidor acérrimo de los cristianos, experimentó un encuentro sobrenatural con Jesús en el camino a Damasco. Este encuentro lo llevó a una conversión radical, convirtiéndolo en el apóstol Pablo, uno de los pilares de la iglesia primitiva. (Hechos 9)

  • La mujer samaritana: Esta mujer, considerada una marginada por la sociedad judía, tuvo un encuentro transformador con Jesús junto al pozo de Jacob. Su vida cambió radicalmente al aceptar a Jesús como el Mesías. (Juan 4)

  • El ladrón en la cruz: Uno de los dos ladrones crucificados junto a Jesús reconoció su pecado y pidió perdón, recibiendo la promesa de la salvación eterna. (Lucas 23:39-43)

Conclusión

La nueva creación que Dios nos ofrece en Cristo es un regalo inestimable. Al ser parte de la nueva creación en Cristo, experimentamos una transformación radical, donde el orgullo y la jactancia son reemplazados por la humildad y la gratitud. Vivimos una vida guiada por el amor de Dios, libres de las ataduras del pecado y con la esperanza de la vida eterna.

Deja tu comentario Aquí.


You'll only receive email when they publish something new.

More from José Danois
All posts