Hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual...

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. Efesios 1.3

El capítulo 1 de la epístola a los Efesios comienza con una poderosa declaración:

Dios nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.

Cuando se entiende y se recibe esta verdad, no podemos hacer otra cosa que alabar al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Para la iglesia de Éfeso esta era una poderosa noticia y una verdad liberadora.

Muchas iglesias del Asia menor estaban expuestas a un ambiente cargado de supersticiones y temores a los “poderes” astrales. (Era parte de la cultura imperante).

Para decirlo de manera sencilla, creían o les atribuían poderes o influencias negativas a muchas cosas. Al universo, a las estrellas, a los fenómenos naturales, etc. Vivían con miedo a que estas cosas controlaran sus vidas.

Esto los llevaba a la "manipulación" de los poderes sobrenaturales por medio de la magia y el exorcismo en lugar de creer y confiar en el carácter absoluto del poder de Dios y el Señorío de Cristo.

Lamentablemente, muchos creyentes viven de manera similar, acosados por el temor a muchas cosas que piensan que pueden controlar sus vidas. De hecho, las cosas que tememos aun cuando sean imaginarias pueden controlarnos porque las creemos. El temor es una emoción muy fuerte que puede controlarnos cuando no tenemos el conocimiento correcto.

Muchos creyentes hoy, tal vez no viven con miedo a supersticiones, pero si viven con miedo al diablo y a lo que piensan que este puede hacerles. Algunos viven creyendo que tienen una maldición heredada y que nada se puede hacer.

Es cierto que antes seguíamos la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (Efesios 2:2). Sin embargo, el Padre nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. (Colosenses 2:13-14)

El apóstol Pablo nos recuerda que hay una realidad mayor, una verdad y es que, ahora estamos en Cristo. Hemos sido bendecidos en el con toda bendición. Fíjate que no es que nos va a bendecir, sino que ya hemos sido bendecidos por causa de la obra de Cristo. Podemos confiar en el absoluto poder de Dios y en el Señorío de Cristo. No vivimos en maldición porque Cristo, fue hecho maldición por nosotros, vivimos bendecidos por él. Toda maldición fue rota en la cruz del calvario.

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), Gálatas 3:13

y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal. Colosenses 2:14–15

Entonces, ser bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales significa que:

  1. Ya nos fue otorgada toda bendición. Miramos hacia atrás hacia lo que Cristo hizo por nosotros mediante su muerte, resurrección y ascensión al cielo y podemos ver una obra perfectamente completada. Cuando pones tu fe en Cristo Jesús, comienzas a participar de todos los beneficios de conocer a Dios.

  2. Esa bendición transciende al ámbito terrenal y temporal. Es una bendición de carácter permanente y eterno. Va más allá de tu propia existencia aquí en la tierra.

  3. No es una bendición sujeta a lo que tú haces, sino a lo que él hizo. Es por medio de la fe en Cristo Jesús.

  4. Es espiritual porque es dada por medio del Espíritu en la dispensación del Nuevo Pacto establecido por Cristo.

  5. Esta bendición solo está en Cristo. Cuando somos unidos a Cristo por medio de la fe, participamos de su bendición. (Efesios 2:6)

Haremos bien en dar una cuidadosa lectura a la epístola a los Efesios, particularmente los primeros tres capítulos, para ver y entender el carácter y la magnitud de estas bendiciones. Una vez comiences a meditar en las mismas y a verte bendecido podrás experimentar el poder libertador y transformador de Cristo.

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