Hoy vi mi mano sobre la tela

Y recordé a mi mano…

… tomando la de mi madre y mi padre cuando caminaba entre ellos en la playa

… cuando mis amigos leían en ella las aventuras que me esperarían, muchas de ellas que ocurrieron, otras que tal vez ocurran y aquellas que inclusive inspiran a otros y a mí a ser más

… intentando producir el arte con esculturas y pinturas, y decidiendo mejor buscar otros dones dónde utilizarla

… guiando la pluma que tantas enseñanzas y lecciones me regalaron desde esos apuntes en la escuela

… recibiendo aplausos de cercanos y silbidos de contrarios las veces que detuvo al balón que de otro modo entraría al arco

… deslizándose sobre las teclas de un Steinway y acompañando a amigos a vibrar al unísono

… evitando caídas fuertes en incontables prácticas de Aikido

… posándose sobre mi cabeza, intentando pulir sus imperfecciones temporales, y fallando cada vez porque aquellas sutilezas eran las que me mostrarían mi desafinación

… tomándose de otra mano en una oración, en una salida juntos, sintiéndonos mucho más que dos

… junto a su infaltable compañera suiza, destrabando los más recónditos y persistentes tornillos en búsqueda de arreglar herramientas, y cortar hojas, hilos y sobres de salsas

… dándose a amigos y desconocidos, porque allí era necesitada

… recibiendo a mi hijo a su llegada a este mundo

… empujando vehículos de variadas ruedas, algunos aprendiendo a rodar, otros necesitando una ayuda para volver a andar solos

… lavando y acomodando vajillas, porque no solo de pan vive el hombre, sino de la paz de dejar todo en orden luego de comerlo

… dando la dirección a manubrios y volantes, y por qué no, manteniéndonos con vida en momentos de peligro inminente

… siendo receptora de la temperatura de cálidas frentes, preguntando por su fiebre

… dando calor a su compañera y a sí misma en momentos donde su propio calor se sentía escaso

… acercando una silla, abriendo una puerta, o indicando el “pase Ud”, porque la caballerosidad es un honor y un privilegio en mi diccionario

… con placer o a regañadiente, acariciando cabelleras

… brindando apoyo a una espalda ya cansada e invadida de incertidumbres

… cada vez que me ayuda a expresarme en líneas cómo estás al posarse sobre el teclado y elegir por sí misma, inclusive antes de decidirme conscientemente, qué letra va luego

… doblando ropa sobre la cama, como hoy, ahora, dónde agradezco a Dios por estas manos que son mi fuente principal de interacción con este, mi mundo, nuestro mundo…

Fue un placer. A por muchas más aventuras.

Gracias mano!

Hoy vi mi mano sobre la tela, sonreí y lloré.



Publicado originalmente el 6 de octubre de 2019 en:



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