Esa extraña virtud llamada contentamiento

Vivimos en un mundo de descontento e insatisfacción. En gran parte esto se debe a la no satisfacción de las necesidades y a las situaciones que nos resultan incomodas.

Los creyentes no somos inmunes al descontento, lo encontramos en la Iglesia y en nosotros mismos.

Hay una cultura de descontento que se caracteriza por la queja y la crítica.

El apóstol Pablo, más que cualquiera, tenía razones para estar descontento cuando le escribió a los filipenses. Él estaba en la cárcel, no por un crimen o un delito, sino por la causa de Cristo.

Pudiéramos imaginar a Pablo amargado, con lástima de sí mismo, pero este no era el caso. Pablo había aprendido a vivir en contentamiento (a estar satisfecho) a pesar de las circunstancias que le tocaba vivir.

Es con esta actitud que Pablo le escribe a los filipenses una carta. Paradójicamente, la epístola del gozo, como muchos la describen.

Pablo comienza con una nota de gozo y de agradecimiento porque los filipenses habían revivido el cuidado que tenían de Él. Esto significa que nuevamente suplían sus necesidades.

Me alegro muchísimo en el Señor de que al fin hayan vuelto a interesarse en mí. Claro está que tenían interés, sólo que no habían tenido la oportunidad de demostrarlo. Filipenses 4:10

Pablo tenía una actitud de contentamiento. Era un hombre libre de vanidad y orgullo. Los procesos le habían enseñado.

No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. Filipenses 4:11

He aprendido a contentarme

Hay cosas que debemos aprender. No son producto de una impartición, o una revelación, son producto de la exposición a los procesos. Hay escenarios que son para nuestro aprendizaje. Sin embargo, la mayoría de las veces reaccionamos negativamente y nos quejamos. No nos percatarnos que Dios quiere enseñarnos. Para esto no es suficiente conocer la teoría, tenemos que ser expuestos. Nadie aprende a nadar, sino es en el agua. Entonces, Dios con su cuidado providencial nos enseña en medio de los escenarios incómodos.

Pablo se dejaba enseñar.

Cuando nuestros escenarios de vida no son ideales deberíamos hacernos las siguientes preguntas:

¿Es esta una oportunidad para ser enseñado? ¿Estoy dispuesto a ser enseñado en esta circunstancia? ¿Estoy aprendiendo de lo que me está ocurriendo? ¿Qué Dios quiere enseñarme?

Pablo muchas veces paso por la escuela del contentamiento.

Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Filipenses 4:12

El Contentamiento

El contentamiento hoy día es escaso, hay mucha insatisfacción.

La cultura nos dice, debes tener, si no tengo lo que creo que necesito o pienso que me merezco estoy descontento.

  • Contentamiento no es resignación, resignación es cuando te echas a morir o te rindes.

  • Contentamiento no es fatalismo, la creencia de que estoy determinado para vivir de esta manera.

  • Contentamiento no significa que tengo que conformarme a determinada circunstancia y que no puedo aspirar a mejorar, eso es conformismo.

  • Contentamiento es esa confianza interna en la soberanía y bondad de Dios que produce el fruto del gozo, la paz y la acción de gracias en la vida de un creyente, independientemente de sus circunstancias externas.

  • Cuando hay contentamiento mi fe, no está ligada a las circunstancias presentes, sino que está anclada en Dios. Él siempre está presente y su plan y su propósito es eterno.

Cuando estamos pasando por la Escuela del Contentamiento

  1. En la escuela del contentamiento soy despojado de la autosuficiencia, de mi independencia, de mi orgullo y vanidad.

  2. En la escuela del contentamiento la queja se transforma en alabanza y agradecimiento.

  3. En la escuela del contentamiento aprendo a contar cada una de mis bendiciones y le enseño a mi alma a bendecir.

  4. Aprendo a vivir día a día. Las prioridades son cambiadas.

  5. Aprendo a dar importancia a lo realmente importante, las cosas de arriba.

  6. Aprendo a contentarme y a entender cuál es la verdadera naturaleza de mi gozo

  7. Aprendo a ser humilde y no pretencioso.

El contentamiento, no es producto de las circunstancias, es producto del Dios que está sobre las circunstancias. Proviene del conocimiento del amor que él me tiene, de su poder y sabiduría en la cual puedo descansar. Me permite aceptar con paz y serenidad cualquier circunstancia que llegue a mi vida. No niega la realidad, la acepta confiando en una realidad mayor.

Pablo estaba encarcelado, no podía salir. Tenía dos opciones o se echaba a morir o aprendía a contentarse. El escogió la segunda. Fue en la cárcel escribió muchas de sus cartas que hoy todavía leemos. Aunque preso, la Palabra siguió corriendo, ya fuera por cartas, por medio de sus colaboradores o por sus oraciones.

Cristo Jesús es la fuente de nuestro contentamiento.

El contentamiento no es producto de nosotros, sino de él en nosotros.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13

Aprendemos a contentarnos en medio de cualquier circunstancia de la vida, entendiendo que Cristo es la fuente de nuestra satisfacción porque él nos fortalece.

Resumen

Todo lo que enfrentemos deberíamos verlo como una escuela de enseñanza. Dios va estar ahí enseñándonos.

La escuela del contentamiento nos enseña a valorar las cosas, ver el valor de lo eterno y a depender de nuestro Padre.

En la escasez somos tentados a renegar, a exigir explicaciones, a quejarnos. En la abundancia somos tentados a olvidar que él es la fuente de nuestro sustento, somos tentados a pensar que todo es por nosotros.

Pero cuando pasas por la escuela del contentamiento, aprendes a honrar a Dios sin importar nada.

Esta escuela te enseña que solo en Cristo puedes enfrentar y atravesar cualquiera sea tu situación.

Pablo se enfoca en su posición y unión con Cristo, no en su condición. Todo lo puedo en Cristo.

Puedo mantenerme contento y adorando aun cuando esté apretado o ajustado. Pero también puedo mantenerme humilde y centrado cuando estoy en abundancia.

Palabras finales

Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.» Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?» Hebreos 13:5-6

Puede ser que estés ahora mismo en la escuela del contentamiento y se te está haciendo difícil aprender. Se nos salen las quejas, los lamentos y los porqués. Estás en un estado de negación, pero es tiempo de que aceptes el escenario en el que tienes que vivir en este momento.

Es hora de cambiar esa actitud y comenzar a ser enseñado. Es momento de entrar en una dependencia de Cristo. Él es la fuente de todo.

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