Memorias de un viequense

Cristo, el Faro En la oscuridad de la vida errante, cuando las sombras me envuelven sin fin, brilla un Faro en la noche constante, es Cristo, mi guía, mi norte, mi Rey. Sus rayos penetran las olas del miedo, despejan la niebla del alma perdida, en cada destello me ofrece consuelo, su luz me redime, su amor me reanima. Cuando el mar embravecido me agita, y mi barca se siente zozobrar, el Faro en lo alto me llama y me invita a venir, a descansar en Su paz, . Cristo es el Faro, firme en la ...