Tú contra el mundo

Cuestionar lo establecido en la sociedad o los principios que rigen una época determinada exige de mucho valor. No es para menos: la marginación, la condena o la indiferencia ―cuando no la violencia física― siempre son duras de afrontar. Y es peor si apenas eres una vocecilla sin renombre gritando entre las masas que solo tienen oídos para «voces» con nombres y apellidos.

No obstante, al menos si tu ideal es auténtico y deseas cambiar el giro del mundo, vale la pena intentarlo. Pero no lo vas a lograr encerrándote en tu caparazón (o cámara de eco) y repitiendo obsesivamente que nadie te entiende sino armándote (→1) con lo necesario y exponiéndote a lo que más temes. Solo así serás más fuerte con cada caída de la que te logres levantar. Solo así sentirás que vale lo que predicas. Y así podrás cambiar el mundo.


→1: Esto depende del tipo de lucha en la que participas. Si tu lucha es intelectual, por ejemplo, entrena tus neuronas y ármate de argumentos e información. Las consignas y los discursos predigeridos no son más que pistolas de agua y escudos de cartón en un juego de niños.


Leonardo Dzhordanovich Erazmov
www.manuscritov.xyz


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