Hasta el Carrefour de las afueras

Tomé la autopista que bordea la ciudad y conduje hasta el Carrefour de las afueras. Desde la autopista se puede ver la torre con su conocido logo. Ahí es cuando tengo que tomar la salida, paso por un túnel oscuro, tomo una calle que bordea la autopista y entro en el estacionamiento. Es enorme, siempre hay lugar. Un espacio de asfalto, líneas amarillas pintadas en el suelo y cielo abierto se extiende hasta terminar en una aglomeración de autos y el gran galpón bajo y extendido, color principalmente azul. El cartel luminoso de Carrefour se extiende horizontalmente como el edificio. Su luz brilla casi en el mismo tono de la luz lejana que llega del sol al final del día.
Con frecuencia prefiero tomar el auto y venir hasta este supermercado. La idea de conducir un tramo por la autopista y salir de la ciudad me atrae. Tal vez mi mente secretamente lo asocia a algún placer pasado o actual. Podría decir que me distrae salir por un rato a la autopista, siento que se allanan los pensamientos. Y después la vuelta a casa con las compras, con esa felicidad momentánea de volver con los trofeos, las reliquias, las ofertas, capturadas de las góndolas. La ilusión de encontrar algo lindo por buen precio. Escritorios, bibliotecas metálicas, varias veces compré eso a un precio de regalo. A veces ciertos productos que no se venden por mucho tiempo simplemente no modifican su precio, ahí quedan, un regalo para quien quiera llevarlos.
Esta vez encontré mangas, historietas japonesas. El boom del manga parece que llegó a esta cadena, en un rincón armaron varias estanterías con muchos títulos. También compré álbumes franco-belga y cómics norteamericano. En resumen la pila estaba compuesta por: The Umbrella academy (tres tomos), Los pitufos (dos tomos, Los pitufos. Un nuevo comienzo (un tomo), Radiant (tomos 2 y 3), Unamichy Diary. Diario de una ciudad costera (tomos 2,3y4). Me dejé llevar, tengo que hacer un compra grande, me dije. Sumé al carro una remera de Batman negra con un logo retro de los sesenta (eso creo) estampado en el pecho. Los precios eran realmente buenos. Si no hubiesen estado en oferta seguramente no hubiera comprado todo ese material. Para estoquear. Ya llegará el momento de leerlas, siempre llega. La cuenta del ahorro espiralaba la compra, cuanto más lleve más ahorro, eso me decía patéticamente, como un jugador compulsivo.


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