Siempre me gustaron los diarios

Siempre me gustaron los diarios. El diario, el que se compra o se compraba en los kioskos de diarios. Llegué a comprarlo por el solo hecho de hojearlo y sentir su tinta fresca. Soñaba con comprar el mismo diario todos los días, leerlo completo todos los días. Lo hice durante un período de un mes aproximadamente hasta que me cansé. Durante ese tiempo sentí entrever algo del movimiento infinito y enigmático de la la realidad. Para querer un poco este lugar de twiter voy a seguir cuentas como si comprara diarios. ¡Son gratis! Me voy a informar sobre lo que me interesa, ser parte de la actualidad, o algo así. No seguiré personas salvo que sean personas información. Yo mismo no leería mis posts. No tienen nada que dar. Sólo son la muestra de una patética intimidad profesoril que incurre en un terreno amenazante como las redes sociales. Ser patético, sentirse un tonto o avergonzarse de lo que se dice al munito de decirlo o hacerlo no está tan mal. Es la vida en su movimiento. A veces es gracioso, y es una manera ser libre y pensar. No puedo pensar sin equivocarme antes o decir una estupidez primero. Acá todos flashean que son amigos.


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