las balas evitan la paz

En las aulas lleva semanas resonando la palabra clave de la sociedad utópica, la paz, definida como la ausencia de lucha armada entre países y entre personas. Un concepto sencillo. Pero si realizamos una biopsia detallada del corpus del significado actual de la palabra, observaremos que las definiciones actuales están muy alejadas de las cuantiosas almas de índole humana y no humana que han sido necesarias para llegar a tal simpleza.

Es el 30 de enero cuando se celebra el ya reconocido Día Escolar de la No Violencia y la Paz, cuyos orígenes se remontan a un cruel asesinato a bala limpia de Mahatma Ghandi, líder que defendió hasta la última gota de sangre la inviabilidad de la violencia y la injusticia, para alcanzar la paz y armonía. Su vida terminó antes de lo esperado. Tres balas limpias atravesaron su cuerpo símbolizando la discrepancia entre las distintas corrientes ideológicas que reposaban sobre las mentes de los ciudadanos de la India, allá en 1948. Nthuram Godse, seguidor de la ideología del partido Mashabha, tomó la vida a quemarropa de Mahatma Ghandi.

Las balas de Mahatma Ghandi solo son una minúscula muestra de la cantidad de metales que atravesaron, y atraviesan, los cuerpos de otros seres. Desde los renombrados conflictos bélicos, como las Guerras Mundiales, hasta los más indestacados, como los conflictos entre vecinos en EE.UU, todos caracterizados por el abuso de balas como herramienta disuasoria, para demostrar quién tiene la razón.

Así, mientras en la actualidad siguen en progreso guerras civiles entre pueblos, los intereses económicos se anteponen a las necesidades sociales, la historia que se está escribiendo sigue teniendo manchas de sangre en sus hojas... Serán las balas los protagonistas de centenares de historias contadas, y será la bala quién acabará con la paz.


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