Basta ya de vigilancia...

Cada vez nos acercamos más a las visiones distópicas de George Orwell, recogidos en su obra 1984. Los civitas de la actualidad estamos continuamente sometidos a una vigilancia masiva de nuestras acciones. En cierta medida, estamos volviendo a recoger algunos valores que nos dejó el régimen de la Restauración de 1874, en el que la opinión pública era manipulada para garantizar el poder de algunos partidos políticos, así como valores del antecedente dictatorial, que controlaban la opinión pública a través de la censura, fusionándose con algunas nociones de la distopía de Orwell, la presencia continua del Gobierno allá donde vayas, escuchándote y sabiendo todo aquello que dices y dejas de decir.

Creemos que pensamos libremente, que somos capaces de formar nuestras propias opiniones, pero no es el caso. Nos resulta normal que las grandes corporaciones del grupo FAMANG (Facebook, Amazon, Microsoft, Apple, Netflix y Google) nos conozcan mejor que nosotros mismo. El Internet que conocemos se ha convertido en una herramienta de manipulación, control y vigilancia descomunal, que está presente en todo momento aunque no estemos conectado a él.

Hemos relegado en los móviles muchas tareas del día a día, y es prácticamente inevitable que las grandes corporaciones no tengan un muñeco digital de vudú con el que jugar y experimentar. Pues conocen nuestros gustos y preferencias, cómo pensamos y cuál es nuestra ideología política, al igual que nuestro circulo social de amistades y familiares, y como no, nuestras intimidades. Es mucha información que regalamos a estas empresas con tanta libertad e inconsciencia. Pues, como si los titulares no abundan con "Brecha masiva de datos", la información es poder.

Algunos estados miembros de la Unión Europea lo saben. Por ello, usando a los niños y su defensa, pretenden hacer un marco legislativo (Chat Control 2.0) que permita el control masivo de todas las comunicaciones electrónicas (correo electrónico, mensajería instantánea...) llevadas a cabo, con la supuesta finalidad de detectar el contenido pornográfico infantil (CSAM) y perseguir a los pederastas o pedófilos que arrebatan la inocencia de los niños, y encima, se lucran de ellos. Una práctica repugnante.

Aunque aparentemente la situación sea "inofensiva" y beneficiosa, esta legislación pretende que unos sistemas alimentados por Inteligencia Artificial analice cada mensaje que enviamos, y en caso de detectar algo mínimamente fuera de lugar, alertar a la unidad policial a tomar medidas. Sin embargo, la práctica de relegar a una máquina la decisión de, si algo es controversial o no, ha demostrado no funcionar tan bien, llegando a arruinar la vida de personas inocentes, por la simple razón de que las máquinas no son capaces de entender el contexto alrededor de una situación, con el mismo criterio que un ser humano.

Los pederastas o pedófilos saben que su morbo es enfermizo, por eso la gran mayoría toman precauciones extremas a la hora de producir, difundir y comerciar con este contenido. Exceptuando a tres o cuatro casos contados, la pornografía infantil NO se distribuye por el Internet que conocemos, sino por una red más profunda no tan accesible. Los cibercriminales son más inteligentes de lo que pensamos. Y seamos lógicos, si esta legislación sale adelante, ¿Los pederastas no van a tomar más medidas de precaución? Lo van a hacer. Seamos realistas.

Esta legislación perjudica a los ciudadanos de a pie de calle, que tratan de salir adelante y vivir una vida digna. Ya no solo basta con Estados Unidos inmiscuyendo en nuestras actividades digitales, abusando del 11S para dar pie a programas de vigilancia digital masiva (PRISM), o con las grandes corporaciones utilizando nuestros clones digitales para comerciar, vendernos y manipularnos... Sino que se tiene que sumar el gobierno de tu propio país a valorar que es bueno y que es malo, controlando así lo que decimos o dejamos de decir.

Todavía estamos a tiempo de cambiar, por que... ¿Serías capaz de desnudarte ante tu ciudad? ¿Serías capaz de publicar tus conversaciones con tu pareja? ¿O con tu mejor amigo? ¿O las de tus grupos de amigos? o ¿Serías capaz de decir abiertamente esos secretos que tanto tratas de ocultar? Somos conscientes de que si saliesen a la luz, la opinión que las personas tienen sobre ti cambiaría plenamente. Se pondrían en punto de mira esas facetas que intentas esconder, porque no siempre actúas de la misma manera y tampoco cuentas todo a todos. Cuando estamos siendo vigilados o con un determinado grupo de personas, nuestro comportamiento cambia. Se nos cortan las alas, nuestra libertad de expresión se ve reducida. Cambiamos la forma de comunicar y trasmitir, por si sucediese algo que nos pudiese poner en un compromiso.

Por ello, permitir que esta legislación salga en el equivalente del BOE de la Unión Europea, implicaría que cualquier mensaje que enviemos sea susceptible a arruinarnos la vida. Pero ya no solo eso, sino que sería la base para dar pie a otras legislaciones que puedan acabar convirtiendo Europa en una dictadura. Es importante marcar ya un punto de inflexión en la vida política europea. Tenemos que exigir la destrucción de este proyecto Chat Control 2.0. Y no solo eso, tenemos que luchar para recuperar nuestra intimidad y privacidad, luchar contra esas empresas que nos usan en nuestro propio contra, con tal de rendir ante las instituciones políticas corruptas y obtener beneficios económicos. Tenemos que abandonar premisas tan absurdas como "No tengo nada que esconder, no me importa mi privacidad", y comenzar a defenderla, porque sí tenemos cosas que proteger y que ocultar, es nuestra intimidad. La suerte está echada.


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