Cómo encontrar el mensaje central de la historia
September 28, 2024•1,445 words
Necesitamos las Teología Bíblica
Es posible leer una historia, encontrarla interesante y, aun así, perderte por completo su mensaje central. Por ejemplo, podrías poner una atención desmedida en el escenario o en los personajes secundarios. Podrías leer solamente párrafos aislados o saltar sin rumbo de un lugar a otro. Incluso podrías tratar de confeccionar la trama de la historia o su moraleja desde diversas secciones desconectadas. Pero si haces algo así, lo más probable es que malinterpretes la historia, la figura del héroe y los temas principales.
La Biblia es una historia divinamente inspirada y narra dicha gran historia —también llamada meta narrativa— a través de una colección de historias, canciones, poesía, dichos sapienciales, evangelios, cartas y literatura apocalíptica. En conjunto, estos estilos diversos cuentan la historia verídica de la obra redentora de Dios en el mundo. La Biblia contiene sesenta y seis libros escritos por diferentes autores. Dichos autores fueron inspirados por el Espíritu Santo, quien usó la personalidad y el contexto propio de cada uno de ellos para entregarnos el canon de las Escrituras, el cual contiene un único mensaje y tema principal.
Los creyentes reconocen la autoridad divina de las Escrituras e incluso leen y estudian diariamente la Biblia durante años. Y, aun así, muchos siguen sin captar su mensaje principal. En Juan 5:39–40, Jesús se dirige a algunas personas en la misma situación y les dice: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí; y no queréis venir a Mí para que tengáis vida”. Es posible honrar las Escrituras y aun así leerlas y usarlas incorrectamente al no ver el gran panorama que Dios ha diseñado. Afortunadamente, el Autor de la Biblia nos ha dejado un buen número de pistas que señalan claramente el tema central de su historia. Aquí tienes una pista formidable ofrecida por Jesucristo mismo:
Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de Mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en Su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de Mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto (Lc 24:44–49).
Es posible honrar las Escrituras y aun así leerlas y usarlas incorrectamente al no ver el gran panorama que Dios ha diseñado.
Jesús explica dos cosas en este pasaje. En primer lugar, hace la impactante afirmación de que todas y cada una de las partes del Antiguo Testamento —desde el Pentateuco hasta los Profetas y los Salmos— hablan de Su persona. En resumen, Jesús se identifica a Sí mismo como el Mesías prometido. En segundo lugar, dice que Sus discípulos serán testigos de estas cosas a todas las naciones; es decir, a todos los pueblos en todos los lugares.
Dicho de forma sencilla, ¡no entenderás la meta narrativa bíblica hasta que comprendas que todo en ella gira alrededor de Jesús! Desde Génesis hasta Apocalipsis, Jesucristo es el Héroe y el mensaje central de dicha historia. Y aún más, ¡no entenderás quién es Jesús, a menos que comprendas cómo el gran panorama bíblico se centra en Él!
Jesús es la clave de la interpretación bíblica, y esto significa que aquel que lea cuidadosamente la Biblia lo encontrará al principio de dicha historia, en el medio y al final.
Dios nos ha revelado en las Escrituras los propósitos del Rey, los planes del Rey y las promesas del Rey. A medida que estos temas se van desarrollando en la historia bíblica, debemos prestarles atención y leerlos tal y como Jesús dice que debemos hacerlo. La historia de Dios es una gran historia. En realidad, es la más grandiosa de todas y está centrada en Su plan de redención a través de la persona y obra de Jesucristo. Pero para interpretar la Biblia fielmente, necesitamos las herramientas adecuadas. La disciplina de la teología bíblica es una de dichas herramientas.
1. La teología bíblica nos ayuda a captar el propósito principal de la Biblia
Algunas personas tratan la Palabra de Dios como si fuera una colección de historias independientes, una selección de dichos sabios y consejería e, incluso, un libro de cocina universal con recetas para tener “una buena vida” esparcidas a lo largo de sus sesenta y seis libros. Pero este tipo de enfoque falla en revelar el propósito central de las Escrituras. El Dios trino explica en la Biblia quién es Él, cómo es Él y de qué manera obra en toda la historia a través de Su Espíritu Santo y Su Hijo, Jesucristo, el Rey, y de qué manera debemos glorificarle en este mundo.
La teología bíblica nos permite captar este propósito principal al considerar cada pasaje de las Escrituras a la luz de toda la Biblia de forma que podamos entender cómo cada parte de las Escrituras se relaciona con Jesús.
2. La teología bíblica nos ayuda a proteger a la iglesia y a guiarla
Para interpretar las Escrituras correctamente debemos saber dónde encaja cada libro en la narrativa general de la Biblia. Y conocer dicha narrativa general nos ayudará a leer y comprender con exactitud cada evento, personaje o lección que se nos ha entregado como parte de la Palabra progresivamente revelada de Dios. Al entender la historia de las Escrituras en su conjunto, podemos definir quién es Jesús y qué es Su evangelio. Dios ha prometido rescatar a un pueblo de cada nación, tribu y lengua para Su propia gloria a través de su Hijo y por Su Espíritu Santo. Estas personas redimidas son miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia. ¿Qué se supone que debe ser y hacer la Iglesia de Cristo? Jesús les dijo a aquellos que se habían arrepentido de sus pecados y confiado solo en Él —Sus discípulos— que las Escrituras declaran que se tiene que predicar “en Su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lc 24:47).
Por tanto, es necesario que la proclamación de Jesús sea el motor misional de la iglesia para discipular a las naciones.
De esta manera, la teología bíblica protege a la iglesia del error letal de proclamar un evangelio falso y la guía a que la proclamación del verdadero evangelio sea el punto central de su misión de alcanzar al mundo, y que todo sea para alabanza de la gloria de Dios.
3. La teología bíblica nos ayuda en nuestros esfuerzos evangelísticos
Compartir las buenas nuevas con aquellos que no están familiarizados con el cristianismo requiere mucho más que explicar “las cuatro leyes espirituales” o “la ruta de Romanos”. Las personas necesitan entender en primer lugar que la doctrina cristiana implica la transformación total de nuestra mentalidad. Cuando evangelizamos, debemos empezar con Dios y la creación para entender qué es lo que salió mal. A partir de ahí, seremos capaces de comprender lo que Dios ha estado haciendo a lo largo de la historia, lo cual a su vez nos permitirá descubrir porqué envió a Jesús y porqué importa en la actualidad. Solo estaremos capacitados para entender lo que Dios está haciendo ahora mismo y lo que hará en el futuro cuando entendamos correctamente y en su contexto adecuado estos eventos del pasado.
4. La teología bíblica nos ayuda a leer, comprender y enseñar la Biblia como Jesús dijo que debemos hacerlo
El propio Jesús dice en Lucas 24 que Él es la clave para interpretar las Escrituras. Así que, si no leemos las Escrituras de forma que nos guíen a Jesús, entonces no captaremos el mensaje central de la Biblia y, como resultado, enseñaremos a otros a cometer el mismo error.
En conclusión, si no entendemos el mensaje central de la narrativa bíblica, produciremos evangelios e iglesias falsas. La teología bíblica nos ayuda a entender correctamente la gran historia de la Biblia, colocando al Rey Jesús en el principio, el centro y el final de la verídica y singular historia que encontramos en las Escrituras.
Crédito: Roark, N., & Cline, R. (2019). La teología bíblica: Cómo la iglesia enseña fielmente el evangelio (M. Dever & J. Leeman, Eds.; A. Molero & R. Molero, Trads.; pp. 15-24). Poiema Lectura Redimida.