Cómo seguir el mapa de las Escrituras para que nos lleve a Jesús
September 28, 2024•2,004 words
Hemos visto que si pasamos por alto el mensaje central de la historia de la Biblia produciremos evangelios e iglesias falsas. La segunda cosa que necesitamos, es un marco de referencia para comprender toda la Biblia. La teología bíblica provee dicho marco porque guía nuestra lectura de la Biblia protegiéndonos de interpretarla erróneamente.
La teología bíblica es una forma de leer toda la historia bíblica ayudándonos a poner nuestra atención en el tema central de las Escrituras, el Señor Jesucristo. En otras palabras, la teología bíblica es el mapa bíblico del camino que nos lleva a Jesús.
¿Pero por qué sabemos que Jesús es el mensaje central de toda la Biblia? Porque Él mismo lo dice.
EL MEJOR ESTUDIO BÍBLICO DE TODOS LOS TIEMPOS
Imagínate que hubieras estado con los discípulos cuando se encontraron con el Cristo resucitado en el camino a Emaús. Encontramos esta extraordinaria escena registrada en Lucas 24. Lo que allí se revela es literalmente el mejor estudio bíblico de todos los tiempos.
Dos discípulos estaban caminando en dirección a una aldea situada a unos once kilómetros de Jerusalén. Lucas nos dice que “mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen” (24:15–16). Los discípulos entonces compartieron con Jesús las cosas sorprendentes que acababan de acontecer en Jerusalén:
Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; y como no hallaron Su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que Él vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a Él no le vieron (24:19–24).
Jesús respondió:
¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en Su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían (24:25–27).
Más tarde, Jesús les dijo a Sus discípulos:
Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de Mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en Su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén (24:44–47).
En resumen, cuando Jesús analizó las Escrituras del Antiguo Testamento —compuesto por los Libros de Moisés, los Profetas y los Salmos o Escritos— tenía la intención de que Sus discípulos entendieran que todos estos libros fueron escritos acerca de Él. Así es como Lucas lo dice: “les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían”. Jesús no puede ser más claro. Es de necios leer el Antiguo Testamento y no entender que Jesús es su centro. Toda la historia bíblica trata acerca de Él. El Antiguo Testamento promete la venida del Mesías y señala hacia Su misión, y el Nuevo Testamento revela la culminación de las gloriosas promesas en Cristo.
Así pues, toda la meta narrativa bíblica se basa en el Rey enviado por Dios y Su dominio y Reino lleno de gracia, y se basa en el perdón de pecados que ese Rey ha ganado para Su pueblo; un pueblo compuesto de gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Si queremos entender la gran historia de las Escrituras, tenemos que entender que están centradas en Jesucristo de principio a fin.
¿QUÉ ES LA TEOLOGÍA BÍBLICA?
Vamos a explicar brevemente a qué nos referimos cuando usamos la frase “teología bíblica”. Si creemos que la Biblia es la Palabra inspirada e inerrante de Dios, ¿no deberíamos aspirar a que toda nuestra teología sea “bíblica”? Sí, por supuesto. Pero cuando usamos en este libro la frase “teología bíblica”, nos referimos a algo más específico.
Por un lado, la teología sistemática empieza con temas clave —Dios, el hombre, el pecado, Cristo, la salvación, etc.— y después examina las Escrituras para ver qué es lo que se enseña de dichos temas. Por otro lado, la teología bíblica procura leer toda la historia bíblica preguntando cómo cada parte se relaciona con el todo.
La teología bíblica es una forma de leer la Biblia como una historia escrita por un Autor divino que culmina en quien es Jesucristo y en lo que ha hecho, para que cada parte de las Escrituras sean comprendidas en relación a Él.
La teología bíblica nos ayuda a entender la Biblia como un gran libro compuesto a su vez por un montón de libritos que narran una gran historia. Desde la primera hasta la última página, el Héroe y eje central de esta historia es Jesucristo. La teología bíblica es para la iglesia, comienza con la Biblia, y termina con el Rey Jesús y Su Iglesia.
La teología bíblica es para la iglesia
A pesar de que la disciplina de la teología bíblica puede llegar a ser altamente técnica y complicada, aun los creyentes primitivos valoraron esta rama teológica y entendieron su utilidad para la iglesia. Leemos en Hechos 17 que Pablo y Silas compartieron el evangelio en Tesalónica y después pasaron tiempo proclamando la Palabra de Dios a aquellos que acudían a la sinagoga judía en Berea. El apóstol Pablo “discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo” (Hch 17:2–3). ¿Y qué sucedió? “Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres” (Hch 17:12).
Los bereanos escucharon el razonamiento de Pablo, sus explicaciones y sus pruebas basadas en el Antiguo Testamento. Le escucharon proclamar que era necesario que Jesucristo, el Rey prometido por Dios “padeciese, y resucitase de los muertos” (Hch 17:3). El apóstol Pablo ayudó a sus oyentes a entender cómo la historia de las Escrituras se centra y culmina en Jesús. Pablo les proporcionó un mapa bíblico que los llevó a Cristo. Y por la gracia de Dios, muchos de los bereanos creyeron.
Pero recuerda que los bereanos no creyeron en la palabra de Pablo sin más. Lucas, el autor del libro de Hechos, nos dice que: “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hch 17:11). Los bereanos recibieron la palabra con entusiasmo y examinaron las Escrituras diariamente para confirmar si lo que se les enseñaba era verdad. Los creyentes primitivos no pensaban que el uso de la teología bíblica era solo para los apóstoles. No pensaban que la teología bíblica estaba reservada para los profesionales académicos de los seminarios prestigiosos. Al contrario, se dieron cuenta de que era responsabilidad suya escudriñar las Escrituras y desarrollar un marco correcto para entender cómo la historia bíblica se centra en Jesús y culmina en Su persona.
Estos creyentes entendieron que la teología bíblica es para la iglesia. Y si tú estás en Cristo, entonces la teología bíblica también es para ti.
El inicio de la teología bíblica se encuentra en la lectura cuidadosa de la Biblia
El inicio de la teología bíblica se encuentra en la lectura cuidadosa y acompañada de oración de la Biblia. Tenemos que acudir a las Escrituras con humildad, buscando entender su meta narrativa en sus propios términos.
La Biblia es sumamente diversa. Es un libro compuesto a su vez de muchos libritos que fueron escritos por diversos autores, en diferentes épocas y usando múltiples géneros. Así pues, cuando leemos la Biblia descubrimos la gran variedad de la que está compuesta: narrativa, poesía, leyes, sabiduría, profecía, epístolas, evangelios, etc. Relacionar entre sí esta variedad de libros escritos en diferentes épocas y lugares, y dirigidos a audiencias distintas, puede llegar a ser una tarea abrumadora. ¡Y en realidad lo es!
De todas maneras, no debemos pensar que esta es una tarea imposible. De hecho, la teología bíblica es claramente posible porque toda la Biblia es un libro inspirado por Dios: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2Ti 3:16). La unidad de toda la historia bíblica está cimentada sobre el verdadero Autor de la Biblia, Dios mismo.
Recuerda lo que el apóstol Pedro dice acerca de la Biblia: “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2P 1:20–21). Si el Señor mismo inspiró estos libros, entonces debemos escudriñarlos con cuidado y oración, buscando entender de forma completa su plan y propósito.
Imagínate que cada libro de la Biblia brillara como una estrella. Hasta que no te alejaras lo suficiente, no te darías cuenta de que estas estrellas forman una colosal y gloriosa constelación. Y esto es lo que hace la teología bíblica, analiza y cataloga cada estrella, y después se aleja para ver el impresionante panorama de la gloriosa constelación divina. ¿Y qué encontramos en el centro de esta gloriosa constelación? A Dios el Padre enviando a Su Hijo a través del Espíritu Santo para ganar un pueblo para Su propia gloria.
La culminación de la teología bíblica se encuentra en el Rey Jesús y Su Iglesia
La práctica de la teología bíblica es un privilegio de toda la iglesia. Debemos leer todas las partes de la Biblia con cuidado y oración para entender su significado general. A medida que vamos leyendo y releyendo toda la historia bíblica, se hace evidente que las Escrituras se centran de forma clara y nítida en Jesús.
Escucha las palabras de Pablo: “Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten” (Col 1:17). Cristo mismo, el Rey prometido, es aquel que sostiene todas las cosas, incluyendo la gran historia de la propia Biblia. El Antiguo Testamento señala hacia el futuro y prepara —por así decirlo— el camino para la llegada del Rey. El Nuevo Testamento proclama la llegada del Rey y Su misión para con todas las naciones. Por tanto, encontramos la culminación de la teología bíblica en el Rey Jesús y en el cumplimiento de Sus promesas de rescatar y redimir para Sí mismo un pueblo para alabanza de Su gloria.
CONCLUSIÓN
La teología bíblica nos ayuda a entender cómo el glorioso mapa de las Escrituras señala hacia el futuro y se centra en el resucitado y reinante Rey Jesucristo, y en el pueblo que ha comprado con Su sangre. Queremos que nuestros ojos y nuestro entendimiento se abran tal y como les ocurrió a esos discípulos en el camino a Emaús —Lc 24:31, 45—, y que así podamos reconocer a Jesús en todas las partes de la Biblia y amarle con todo nuestro corazón cuando se nos abran todas las Escrituras (Lc 24:32). Si leemos correctamente el mapa bíblico, este siempre nos guiará a Jesús y nos mostrará nuestra identidad como Su pueblo.
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Crédito: Roark, N., & Cline, R. (2019). La teología bíblica: Cómo la iglesia enseña fielmente el evangelio (M. Dever & J. Leeman, Eds.; A. Molero & R. Molero, Trads.; pp. 25-33). Poiema Lectura Redimida.