Probablemente Jesús NO enseñó el Padre Nuestro

Lo que sigue no es propiamente un artículo como tal. Es más bien una articulación reflexiva de lo que pienso en general en torno a este tema. Como dijo alguien (no me acuerdo bien), "me siento a escribir para descubrir lo que estoy pensando". Este escrito es mi ejercicio de ello. No interpreten esto como un "ensayo profesional"; solo es producto de mi pensamiento sobre estos asuntos.

Precisamente hoy estaba viendo un nuevo vídeo donde Mark Goodacre estaba hablando sobre aquellos pasajes bíblicos de los que estamos muy encariñados culturalmente. Como ustedes saben ---y si no, ahora lo van a saber--- Goodacre ha sido el principal impulsor contemporáneo de la Hipótesis de Farrer. Para los que no conozcan el tema, esta hipótesis es un modelo relacionado con el llamado "problema de los evangelios sinópticos": sabemos que hay tres evangelios muy similares entre sí, que siguen más o menos una misma secuencia de hechos y dichos de Jesús, y que, en ocasiones, reproducen verbatim casi el mismo contenido. Esto solamente es posible si unos autores se copiaron de otros.

Parte de la solución a este problema es ampliamente aceptada por el grueso de los eruditos, a saber, que los autores de los evangelios de Mateo y de Lucas reproducen aproximadamente el orden y gran parte del contenido del Evangelio de Marcos. Sin embargo, hay otro material que los autores de los evangelios de Mateo y Lucas reproducen que no es el de Marcos. Como, según la mayoría de los eruditos, ninguno de los autores parece haber conocido el material evangélico del otro, entonces debió existir una fuente adicional. Desde el siglo XIX, a esta fuente hipotética se le ha denominado Q, la primera letra de la palabra que significa "fuente" en alemán (Quelle). Esto constituye la base de lo que hoy se conoce como la Hipótesis de las Dos Fuentes, que se ha estandarizado en la academia. Si añadimos el material que es exclusivo de Mateo (M) y el exclusivo de Lucas (L), se puede formular la Hipótesis de las Cuatro Fuentes, aunque en este caso hay un poco de más controversia: los materiales M y L pueden no ser "fuentes" propiamente, sino una elaboración o creación de parte de los evangelistas.

Pues bien, ¿qué propone la Hipótesis de Farrer? Los proponentes de esta alternativa dicen que la fuente Q no existió y que, probablemente, "Lucas" (quien sea que haya sido) reprodujo material del Evangelio de Mateo. Hay muchos argumentos para sustanciar esta alternativa, pero aquí no entraré propiamente en ello. No obstante, en años recientes, esta alternativa me ha convencido, aunque de manera un poco modificada. Solo hago unas salvedades:

  1. Es probable que los evangelios no se escribieran en una sentada, sino que pudieron haber sufrido una serie de modificaciones.

  2. Hay evidencia suficiente, especialmente proveniente de eruditos especializados en Marción, que pudo haber sido el caso que Marción tuviera en sus manos un documento que era o se derivaba de una versión más primitiva del Evangelio de Lucas. A esta versión le llamaré "evangelio prototipo lucano".

  3. Es menester decir que este material del Evangelion de Marción también muestra conocer el Evangelio de Mateo (e.g. la parábola de los talentos/las minas; Mateo 25.14-30 / Lucas 19.12-27, elementos de fatiga editorial).

  4. La versión "final" del Evangelio de Lucas parece haber expandido mucho más lo que encontró en el evangelio prototipo lucano.

  5. El autor de la versión más extensa del Evangelio de Lucas parece haber conocido también el evangelio marcano y el mateano.

Dados estos factores, desde las críticas de las fuentes, podremos ver claramente el problema del Padre Nuestro: ¿fue una oración que Jesús realmente enseñó?

Si partimos del modelo de la Hipótesis de las Dos (o Cuatro) fuentes, responder a esta pregunta es relativamente sencillo: todo parece indicar que sí. El Padre Nuestro aparece en tres documentos importantes:

  1. En el Evangelio de Mateo
  2. En el Evangelio de Lucas
  3. En la Didajé

Los primeros dos documentos se pudieron haber escrito dentro del periodo de finales del siglo I hasta mediados del siglo II. La Didajé parece estar muy conectada con el Evangelio de Mateo en varios aspectos. Tiene información que probablemente proviene del judeocristianismo del siglo I, pero también ofrece consejos y sugerencias que son relevantes para los siglos I y II. Lo más probable es que este documento date del siglo II e.c.

El Evangelio de Mateo tiene una versión más extensa que la del Evangelio de Lucas. Esto ha abonado a la idea de que el autor del Evangelio de Lucas no conocía el de Mateo. ¿Por qué omitiría o modificaría el material mateano si lo que allí dice coincide muy bien con los ideales de justicia en Lucas? En este caso, hay un asunto fascinante. ¿Recuerdan que dije que el Evangelion de Marción contiene material anterior al Evangelio de Lucas como lo conocemos? Allí hay una modificación interesante del Padre Nuestro. Así que colocaré las tres versiones y resaltaré las diferencias más significativas entre ellas.

Mateo 6:9-13
Padre nuestro que estás en los cielos
santificado sea tu nombre
venga tu reino
se haga tu voluntad tanto en el cielo como en la tierra
danos hoy nuestro pan cotidiano,
y perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores
y no nos induzcas a la tentación
antes bien líbranos del Maligno.

Evangelion de Marción 11:2-4
Padre
que tu pneuma santo venga a nosotros
venga tu reino
danos cada día
nuestro pan cotidiano
perdónanos los pecados
y no nos permitas ser inducidos a la tentación.

Lucas 11:2-4
Padre
santificado sea tu nombre
venga tu reino
danos cada día nuestro pan cotidiano
perdónanos nuestros pecados, pues también nosotros perdonamos a todo el que nos debe
y no nos induzcas en la tentación.

Didajé (resalto diferencias con la versión mateana)
Padre nuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre
venga tu reino
se haga tu voluntad tanto en el cielo como en la tierra
danos hoy nuestro pan cotidiano
y perdónanos nuestra deuda así como nosotros perdonamos a nuestros deudores
y no nos induzcas a la tentación
antes bien líbranos del Maligno
porque tuyo es el poder y la gloria para siempre.

Es interesante notar que, en el caso del Evangelion de Marción, en vez de "santificado sea tu nombre", afirme "que venga tu pneuma santo venga a nosotros". Creo que esta es una versión derivada que registra la tendencia de gravitación literaria lucana hacia el tema del pneuma santo de Dios como dinámica de salvación en el Evangelio de Lucas (especialmente los dos primeros capítulos) y en Hechos de Apóstoles. No obstante, "Lucas" prefiere, en este caso, la versión original mateana, pero omite varios versos. En cambio, la Didajé hace unos cambios muy modestos del texto de Mateo, de "los cielos" a "el cielo", de "nuestras deudas" a "nuestra deuda", y al final "porque tuyo es el poder y la gloria para siempre".

En la mente de muchos, esto quiere decir que la estructura que encontramos en el evangelio lucano representa mejor la versión original y se toma la del Evangelio de Mateo como elaborada. Esto reafirma, una vez más, que ambos, "Lucas" y "Mateo", copiaron de Q.

Pero todavía no hemos respondido la pregunta: según la crítica de las dos fuentes, ¿puede ser histórica esta oración? Si procedemos desde una perspectiva criteriológica (los llamados "criterios de historicidad"), es difícil saber. En este caso, no vale el criterio de múltiple testimonio, ya que, presumiblemente, la oración en sí procede de Q como fuente última. Y como la Didajé parece estar asociada de alguna manera al Evangelio de Mateo, no puede contar para fines de este criterio. No aplican tampoco los criterios de discontinuidad o de dificultad. Lo más que se podría decir, como muchos han sugerido, es que podemos suponer que hubo distintas congregaciones que rezaban el Padre Nuestro de diversas maneras. Y sabemos que los judeos de la época consideraban a Yahveh como su padre (e.g. Éxodo 4.22; Deuteronomio 14.1; Isaías 63.16; 64.7; Jeremías 31.9; Malaquías 2.10), y en épocas posteriores, elaboraron oraciones muy parecidas al Padre Nuestro, tales como el Kaddish. Al menos, el Padre Nuestro pasa por el criterio de credibilidad contextual, a pesar de que, en mi humilde opinión, este criterio solo establece la enseñanza del Padre Nuestro por parte de Jesús como posiblemente histórico, pero todavía no como probablemente histórico.

No obstante, cuando asumimos la tesis fundamental de la Hipótesis de Farrer (que Marción/Lucas leyó al Evangelio de Mateo) y tenemos en cuenta la obra de Michael Goulder, uno de los eruditos más exóticos y partidario de la Hipótesis de Farrer, este asunto se vuelve uno más cuesta arriba.


Por lo que queda de esta discusión, para fines de no hacerla demasiado extensa, ignoraré tanto al Evangelion de Marción como la Didajé.

En primer lugar, la apelación a unas hipotéticas comunidades detrás de los escritos evangélicos ha sido muy seriamente problematizada por la obra de Robyn Faith Walsh. Esta forma de aproximarse a los textos parece ser un residuo del romanticismo alemán decimonónico que postulaba que los cuentos publicados por autores (e.g., los hermanos Grimm y otros) eran guardados por los pueblos (el regreso al Volk como aquel que define la cultura alemana) y que circularon por mucho tiempo. Asimismo, muchos de los eruditos piensan que los evangelios son resultado de un proceso de transmisión de tradiciones que se plasmaron en un texto. Aunque es innegable que hubo tradiciones que circulaban, estas adoptan unas estructuras particulares que facilitaban la memorización. Encontramos algunas en las cartas paulinas, también otras en los evangelios y en Hechos de Apóstoles. No obstante, la mayoría de los relatos y las enseñanzas no se conforman al tipo de estructura que facilitaría la memorización. Hay indicios de que en los materiales identificados (material marcano, Q, M, L y material juánico) hay elaboraciones que congenian con el mensaje principal de sus respectivos autores. Walsh señala que la evidencia de lo que sabemos de las prácticas antiguas de escritura y de autoría de biografía grecorromanas sugiere fuertemente que los evangelios no son obras comunitarias, si no escritos de autores, algunos pertenecientes a una élite culta que circulaba obras. Esta élite culta es de un muy bajo porcentaje cuando se compara con la población en general. Esto no excluye que se formaran comunidades o congregaciones alrededor de estos escritos, pero es otra cosa decir que los evangelios son expresiones comunitarias. De hecho, este mero factor reduce más la probabilidad de la existencia de Q: si los autores se encontraban en la dinámica de escribir, acceder y elaborar material que se distribuía entre ellos, se reduce la probabilidad de que "Mateo" no conociera a "Lucas" o viceversa.

Pero, aun si partiéramos de la premisa de que los evangelios son expresiones comunitarias, debemos tener en cuenta nuestras fuentes más primitivas del movimiento de Jesús, es decir, las cartas paulinas auténticas (ca. 50-59 e.c.) y el Evangelio de Marcos (ca. 72-85 e.c.). En las cartas paulinas no encontramos alusión alguna al Padre Nuestro. Lo más que se acerca a ello es el uso de la palabra "Abbá" como forma de hablar de Yahveh como padre divino de los fieles, que son adoptados como hijos (Gálatas 4.4-7; Romanos 8.12-17). Si el Padre Nuestro era tan valioso para las congregaciones del movimiento de Jesús, ¿por qué no se cita? No hay casi nada en el Padre Nuestro que sea contrario a la teología paulina. Probablemente, en cuanto a "venir el reino", sí, él pensaba que los fieles se volverían físicamente en cuerpos pneumáticos y se convertirían en deidades o cuerpos celestes que estarían brillando como las estrellas. No obstante, el reino de Dios para Pablo sería uno cósmico, no solo gobernando en el cielo, sino también en la tierra, y con un Israel restaurado, del cual los fieles paganos también formarían parte. En cuanto a lo demás, no habría nada en el Padre Nuestro que chocara con la cosmovisión paulina.

Si vamos al Evangelio de Marcos, cronológicamente nuestro evangelio más temprano, tampoco vemos en absoluto el Padre Nuestro como parte del mensaje de Jesús. Como he insistido en muchas ocasiones, el autor de este evangelio utiliza las cartas paulinas como una de sus fuentes, y vemos parte de ello en la escena del huerto de Getsemaní. Por ejemplo, llamar a Dios "Abbá" (Marcos 14.36). No obstante, hay unas ideas muy afines al Padre Nuestro que están en dicho evangelio. Por ejemplo, Marcos 11.25 nos dice:

"Y cuando se paren a rezar, perdonen lo que tengan contra alguno, para que su Padre en los cielos les perdone sus faltas".

También, en el huerto de los Olivos, dice Jesús en el Evangelio de Marcos:

"Velen y recen para que no caigan en la tentación: el pneuma está presto, pero la carne es débil" (Marcos 14.39).

¿Es esto señal de que Marcos también usó el Padre Nuestro como fuente de estos pasajes? La posibilidad no es descartable, pero lo triste es que no tenemos evidencia de que antes de Marcos existiera un Padre Nuestro como oración. El pensamiento de no caer en la tentación llama la atención como una aserción que posiblemente podría hacer un maestro judeo como lo fue Jesús, pero la segunda parte de ese mismo pasaje revela un pensamiento pagano, específicamente platónico, que fue adoptado por Pablo. En cualquiera de estos pasajes, "Marcos" pudo haber citado el Padre Nuestro, pero no lo hizo.

Esto nos lleva al que, desde mi parecer, que el verdadero autor del Padre Nuestro fue el escritor del Evangelio de Mateo. Michael Goulder señala en una de sus obras que los versos de Marcos que hemos citado (Marcos 11.25;14.36,39) constituyen la base de la elaboración del Padre Nuestro en el texto de Mateo. Todos los demás elementos pueden verse muy fácilmente como mateanismos:

  • "Padre nuestro que estás en los cielos": El tema del cielo como lugar donde habita el Padre y la apelación a Dios como "Padre" son temas marcadamente recurrentes en el Evangelio de Mateo, especialmente en el Sermón de la Montaña.

  • "Venga tu reino, se haga tu voluntad tanto en el cielo como en la tierra". Para todos los efectos, la escatología mateana precisamente habla de la llegada del Hijo del Hombre como aquel que establecería un juicio en el mundo y establecería un "Reino de los Cielos" en la tierra. Este es un factor que recalca el Jesús mateano en el texto (e.g. Mateo 5:3-12; 13.24-30,36-46; 24.1-25.46).

  • "Danos hoy nuestro pan cotidiano": El tema de la providencia divina es central en pasajes del Sermón de la Montaña (Mateo 6:5-8,25-34).

  • "Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores": Este tema aparece en el Sermón de la Montaña y en las parábolas de Mateo (Mateo 6:14-15;18:21-35).

  • "y no nos induzcas en tentación, antes bien líbranos del Maligno": Desde el punto de vista de la Hipótesis de las Dos Fuentes, sería difícil relacionar esto con algún pasaje distintivamente mateano. No obstante, si pensamos el Evangelio de Mateo desde la perspectiva de la Hipótesis de Farrer (y que la versión lucana se basa en la mateana), vemos en la escena de la tentación de Jesús precisamente esta idea (Mateo 4:1-11). Y si uno se fija bien en el pasaje, esta es una ultraelaboración de la escena de las tentaciones de Jesús que aparece en el Evangelio de Marcos (1.12-13). Para mí, sería anormal que esta escena apareciera "suelta" en el texto de Q, pero se comprende perfectamente bien desde la perspectiva de la Hipótesis de Farrer como una elaboración mateana.

Además de todos estos elementos, tenemos que resaltar que "Mateo" es el autor más cercano al pensamiento de la judeidad de la época, tanto así que muestra ciertas afinidades con Qumrán. Por ejemplo, la estructura básica de las bienaventuranzas es muy semejante a pasajes parecidos que encontramos en los Rollos del Mar Muerto (Mateo 5.3-12; 4Q525), o expresiones de Jesús similares a las de Qumrán cuando envía a los mensajeros a Juan el Bautista encarcelado (Mateo 11.4-6; 4Q521 2.2.1-2,5-8,11-13). Asimismo, también muestra razonamiento a fortiori (qal va homer), que es típico del fariseísmo de la época y del rabinismo posterior (e.g. Mateo 7.9-11; 12.11-12). El Padre Nuestro es, como hemos dicho, una composición que haría un rabino de la época o posterior. Bastante de lo que encontramos en boca de Jesús es consecuente con el mensaje general que quiere transmitir "Mateo".

Y si es probable que el Padre Nuestro fuera composición del autor del Evangelio de Mateo, ¿por qué "Lucas" (o el autor del prototipo) lo acortaría? En primer lugar, el hecho de acortarlo ya de por sí socava que la oración haya sido preciada por las congregaciones de la época. Segundo, Ken Olson, en un ensayo donde defiende la Hipótesis de Farrer, destaca el hecho de que una tendencia general del Evangelio de Lucas es la de acortar pasajes que se encuentran en el Evangelio de Marcos. Una de las razones por las que "Lucas" acortaría la oración es por la redundancia de ideas en el texto mateano:

  • "Que se haga tu voluntad así en el cielo como en la tierra" repite la misma idea de "venga tu reino".

  • "...antes bien líbranos del Maligno" repite la misma idea de "no nos induzcas en tentación".

También llevó a cabo unas modificaciones menores, como "perdónanos nuestros pecados" en vez de "perdónanos nuestras deudas", para generalizar más esa sección de la oración. Aun así, dentro de la mentalidad de la época, cometer un pecado sería incurrir en una deuda con Dios.


Dada toda la evidencia anterior y su cualificación, personalmente no puedo sostener que el Padre Nuestro sea original de Jesús, sino más bien del autor del Evangelio de Mateo. La insistencia de ver esta oración (o alguna variante de ella) como original de Jesús suele partir de una dimensión emocional de afecto a esta. También la oración se valida hasta cierto punto con la Hipótesis de las Dos Fuentes, ya que se desvincula de la posible composición total por parte de "Mateo". No obstante, como hemos visto, la Hipótesis de Q se hace difícil de sostener en dos dimensiones: a la luz de la dinámica de autores escritores de la época y de las élites cultas; y, además, el factor de cómo una parte de la oración alude al relato de la tentación de Jesús, que cae como anillo al dedo como elaboración de la versión marcana, pero es anormal como un texto suelto en el documento Q. No son los únicos argumentos para mi rechazo a la hipótesis de Q, pero son suficientes para sostener la composición por parte de Mateo a partir de dos factores:

  1. Algunos versos que aparecen en el Evangelio de Marcos.
  2. Factores típicos del Evangelio de Mateo

Ambos elementos son suficientes para proveer la explicación más parsimoniosa de la presencia del Evangelio de Mateo y su empleo por parte del Evangelio de Lucas.


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