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December 9, 2025•1,330 words
EL GÉNESIS 3.15 NO TRATA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Estamos en esa época de diciembre cuando se hace un énfasis devocional en el mundo católico en relación con la doctrina de la Inmaculada Concepción de María. Aunque a muchos de ellos les parezca increíble, dicha doctrina carece de raíz en la doctrina católica patrística y en el movimiento de Jesús primitivo. Es, más bien, una postura medieval que surgió a mediados del Medioevo (perdonando la redundancia), en el siglo XI al XII, justo cuando el cristianismo occidental se separaba del oriental y se afianzaba la autoridad papal en Occidente. (Menciono esto como indicador histórico; probablemente, las doctrinas marianas no jugaron rol alguno en dicho cisma). Uno de los temas (marginales, pero contribuyentes) a esta separación fue la noción del pecado original según fue formalizado por Agustín de Hipona.
La noción de la Inmaculada Concepción surge como parte de las interrogantes en torno a dicho tema. No todo el mundo aceptó esta doctrina. Por ejemplo, uno de los autores marianos más destacados fue Bernardo de Caraval, pero él no aceptó esta convicción, como tampoco lo hicieron Tomás de Aquino y muchos otros. Su convicción es que María fue concebida con pecado original, pero fue "limpiada" salvíficamente por Dios para preservarla de todo pecado. No obstante, debido al impulso de Duns Scotus y algunos teólogos posteriores, hubo un sector de la teología de la Iglesia que estimuló este debate. El impulso teológico de los favorecedores y la resistencia a la llamada "herejía del modernismo" y a las devociones populares (como la aparición de María a Catalina Labouré) llevaron a que la doctrina de la Inmaculada Concepción se definiera en 1854, bajo el papa Pío IX. En ese entonces, era una medida muy controversial. Era la primera vez en la historia que un papa definía un dogma ex cathedra sin convocar a un concilio.
Esa doctrina de fe afirma que María fue concebida sin mancha del pecado original, haciéndola así receptáculo puro desde la concepción, por providencia divina, para que pudiera concebir a Dios mismo (la Segunda Persona de la Trinidad) en su vientre. De esa manera, desde su concepción hasta el embarazo (y después), María se mantuvo limpia de todo pecado.
Ahora bien, parte del razonamiento mariológico desarrollado desde el Medioevo hasta la modernidad tuvo que ver con unas reflexiones de Génesis 3.14-15. Según la Vulgata latina, la traducción dice de la siguiente manera:
"Et ait Dominus Deus ad serpentem: Quia fecisti hoc, maledictus es inter omnia animantia, et bestias terrae; superpecius tuum gradieris, et terram comedes cuncis diebus vitae tuae. Inmicitias ponam inter et milierem, et semen tuum et semen illius: ipsa concret caput tuum, et tu insidiaberis calcanco ejus."
"Y dijo el Señor Dios a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, maldita eres entre todos los animales, y bestias de la tierra: sobre tu pecho andarás, y tierra comerás todos los días de tu vida. Enemistades pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: ella [ipsa] quebrantará tu cabeza, y tú pondrás asechanzas a su calcañar".
Recordemos que la Vulgata latina era el texto de referencia para la Iglesia Católica. Claramente, el texto indica que es la mujer la que le pisaría la cabeza a la serpiente. No obstante, esto no es lo que dice el hebreo original, que implica que el linaje humano tendría una relación hostil con el de la serpiente. He aquí tres traducciones directas del hebreo; las tres versiones bíblicas son confesionales católicas:
"Enemistad pondré entre ti y la mujer
entre tu prole y su prole,
la cual [es decir, la prole] te atacará a la cabeza
mientras tú tratarás de atacarle el calcañar" (F. Cantera - M. Iglesias, Sagrada Biblia).
"Enemistad pondré entre ti y la mujer
entre tu linaje y su linaje:
él [es decir, el linaje] te pisará la cabeza
mientras acechas tú su calcañar" (Biblia de Jerusalén, 5ta. ed).
"... pongo enemistad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y la suya:
ella [aquí la traducción es ambigua] te herirá la cabeza cuando tú hieras su talón" (Biblia de Nuestro Pueblo - Luis Alonso Shöckel).
En cuanto a esta última traducción, dice la nota al calce pertinente, nos dice Luis Alonso Shöckel: "En orden a intentar recuperar al máximo la riqueza y el sentido profundo que encierra este pasaje, conviene 'desaprender' en gran medida lo que la catequesis y la predicación tradicionales nos han enseñado ... el oráculo [del castigo de Adán y Eva] no inventa ningún castigo nuevo para el delincuente, sino que aprovecha las catástrofes o los males que acontecieron o que están sucediendo y los interpreta como reprimenda de Dios. Así pues, los castigos que reciben los tres personajes del mito deben ser interpretados del mismo modo que los de los oráculos proféticos: se convierte en castigo o se interpreta como tal algo que ya viene dado y que causa dolor: el arrastrarse de la serpiente, el parto doloroso, la apetencia sexual, lo duro del trabajo y la muerte son fenómenos propios de la naturaleza, pero que en el marco de este oráculo reciben un nuevo referente." (pp. 21, 23).
Recordemos que dos de estas Biblias (la de Jerusalén y la del Pueblo) tienen su imprimatur o su aprobación por parte de las autoridades eclesiásticas correspondientes, por lo que la misma Iglesia afirma que en ellas no hay contenido que vaya contra la doctrina.
En otras palabras, hasta los mismos traductores católicos reconocen que el oráculo de Dios tiene poquito que ver con la Inmaculada Concepción y tiene todo que ver con los primeros padres y una serpiente.... no "el Diablo"... una serpiente ... en particular, la serpiente de donde proceden todas las demás serpientes. Como bien explicó Alonso Schöckel, esto no se refiere a que María, como la segunda Eva, le pisará la cabeza a la serpiente cuando esta intente herir el talón de su "semilla", probablemente queriendo decir a uno de sus hijos, pero con un sentido también de su descendencia. La humanidad tendrá el instinto natural de pisar la cabeza a la serpiente cuando esta, por instinto, busque morder nuestros pies mientras trabajamos la tierra (léase este oráculo en el contexto de labor agrícola). En la Septuaginta, se sugiere la interpretación de la "semilla" como un individuo varón, aunque interpretaciones judías posteriores la interpretaron como denotando a la humanidad. En el caso de la patrística, el enfoque del oráculo es más bien una referencia a Jesús como el que le pisaría la cabeza a la serpiente, como símbolo del mal o de Satanás. No obstante, esta interpretación es muy posterior y exclusiva del cristianismo.
Por supuesto, los católicos tienen toda la prerrogativa para decir que, de "manera misteriosa", el Espíritu Santo inspiró a los autores bíblicos (en este caso, el autor yahvista o sacerdotal) para prefigurar aquí a María. Pero es indudable que el sentido original del texto no se relaciona con que María naciera pura de todo pecado para ser enemiga de Satanás y, así, pisarle la cabeza.
Como humanista (en el sentido de amante de las humanidades), la interpretación católica de estos pasajes ha inspirado a genuinas obras de arte muy conmovedoras, tales como la Inmaculada de Murillo, u obras literarias como La Mística Ciudad de Dios de María de Jesús de Agreda. Pero, desde un punto de vista objetivamente crítico, el pasaje no trata de eso.
Referencias
Alonso Schöckel, Luis. La Biblia de Nuestro Pueblo. Ediciones Mensajero, 2008.
Biblia de Jerusalén. Desclée de Brower, 2018.
Cantera Burgos, Francisco y Manuel Iglesias González, eds. y trads. Sagrada Biblia. Versión crítica sobre los textos hebreo, arameo y griego. Biblioteca de Autores Cristianos, 2019.
Carol, J. B. Mariología. Biblioteca de Autores Cristianos, 1964.
García Paredes, José C.R. Mariología. Biblioteca de Autores Cristianos, 1995.
Goldingay, John. Genesis. Baker Academic, 2020.
Matthews, Kenneth. The New American Commentary. Genesis 1-11:26. Holman Reference, 1996.
Steinmann, Andrew E. Genesis. IVP Academic, 2019.
Wenham, Gordon J. Word Biblical Commentary: Genesis 1-15. Zondervan Academic, 2017.