¿Está alguno afligido?

¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración…Santiago 5:13

No sé si lo sabías, pero los creyentes también nos afligimos. La aflicción puede visitarnos cuando atravesamos diversas pruebas, procesos, problemas, o adversidades.

Provoca en nosotros tristeza y abatimiento, intenta debilitarnos.

No siempre podemos evitar estas cosas y tenemos que atravesarlas, no hay desvío.

El salmista en el salmo 84.6 dice que hay momentos en que pasamos por el valle de lágrimas. Es claro que la aflicción nos produce lágrimas.

Santiago en su carta reconoce esos momentos de aflicción que llegan a la vida de todo creyente, pero nos recuerda que tenemos un recurso poderoso a nuestra disposición. La Oración.

No estamos desprovistos. Se nos recuerda que cuando estamos en aflicción podemos orar.

Oramos porque:

  • Tenemos a alguien a quien acudir.

    Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

    Hebreos 4:15-16

  • Tenemos alguien que nos escucha.

    Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

    1 Juan 5.14-15

  • Alguien que nos consuela.

    Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

    2 Corintios 1:3-4

  • Alguien que nos fortalece.

    Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

    Filipenses 4:13

No debemos subestimar el poder de la oración, el acceso divino que tenemos al cielo. ‌Cuantas veces hacemos de todo y acudimos a todos menos a la oración. Orar es conectarnos con la fuente de toda gracia y todo poder.

Por más sencillo que parezca la exhortación de Santiago, la oración es el recurso divino para cuando estamos afligidos, tristes o abatidos. No hay sustituto.

Estas afligido haz oración, alguien está esperando para escucharte, para fortalecerte, para responderte.

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