días de cuarentena. día 143. lo bello y lo triste

notas sueltas entre el veinticinco de julio y el amanecer del siete de agosto.

para p.

hace un par de días recordé algo que vi unas semanas atrás y sobre lo que finalmente no escribí. un avión de papel rojo carmesí enredado en las ramas altas del árbol que tenía frente a mi ventana en el apartamento del camino del parque. el avión cayó en picada sobre la copa. debió haber sido lanzado desde las ventanas más altas del edificio.

el título de la nota hace referencia a un libro de literatura japonesa. es un libro de paisajes que no cambian, situaciones que tampoco y personas que se esfuerzan por creer que tal vez sí. además de ser un libro de literatura japonesa -un título-idea que se queda- también es ahora, más recientemente, una isla más en el archipiélago de vida arbitraria y desorganizada que me conecta con un mundo en el que las prácticas amatorias chocan -para no decir 'coinciden' porque aunque contiene el sentido estar en un mismo lugar al mismo tiempo carece de la connotación violenta y brutal de lo arbitrario del encuentro. me uno a otros que son 'tierra antes no hollada'.

pero queda la frase en el aire: lo bello y lo triste. me permito hacer una recopilación de la idea.

una gata ajena mirándome con los sentimientos que los gatos tienen cuando ven a alguien que les quiere aunque ellos no quieran (no sé qué sentimiento sea pero no es el de no corresponder. uno puede no corresponder a algo a lo que podría corresponder. pero acá no es no-correspondencia, es una mirada tierna, en la que la veo leerme como patético: digno de risa y lástima.)

el domingo 26 me levanté muy temprano. llovía delgado pero constante. frente a mi ventana pasaba un escobita trabajando bajo la lluvia. no solo llovía sino que la mañana aun arrastraba el frío de la madrugada. lo vi desde ese segundo piso mientras vaciaba la caneca que tenía frente a mi ventana. después de voltearla le puso ágilmente la bolsa nueva. con una pala -obvio no con un 'recogedor' de plástico rimax... esto es el asfalto- agarró el residuo sobrante. lo puso en la bolsa que había acabado de quitar de la caneca, la amarró, cerró y siguió su marcha. no llevaba guantes. lo hacía con las manos desnudas aunque sí tenía un tapabocas. ¿coronavirus? no creo. seguro era un tema de los olores de la ciudad y su desecho.

me gustaba ver a yenny, una mujer negra, grandota, que vive en bosa, hacer su rutina de aseo de las áreas comunes y el andén frente a la ventana. la saludaba y le sonreía con mi café en la mano. william, por otra parte, uno de los tres celadores, es un buen hombre. la última noche me dijo que había tenido fiebre en la madrugada del treinta y uno y que ahora no tenía olfato y sabor. que tal vez era una gripa. le dije que llamara a su eps y al empleador. también a la administradora. me dijo que la eps le había dado cita para el 17 de agosto, que la empresa le dijo que no lo podían aislar por esos síntomas y menos pagarle si de hecho se aislaba, eso sí que "extremara" medidas. una vez me dijo que él era apenas un adolescente cuando asesinaron a jaime pardo leal. y que tenía 18 cuando mataron a pizarro. es decir él tiene 48 años. tiene a su madre viva. no tiene hijos, vive solo. no sé si tenga pareja. un buen hombre william. que la vida lo cuide. el man iba y venía al trabajo (vive en suba) en cicla y sin casco. varias veces le dije que no tentara a los carros. la vida ayuda pero hay que ayudarle.

tras un aguacerito vi una pareja de viejitos que 'vende' bolsas de basura ahí por ese sector. estaban en el separador a punto de separarse para ir a caminar las cuadras en sentidos contrarios. él le acomoda con ternura el tapabocas con la mano. como cualquier cuello de camisa doblado él le quita el doblez y la deja cubierta correctamente. ella se arregla las bolsas y sale a caminar. él le dice algo, ella voltea. tal vez sobre el lugar en que se van a ver para coger el bus a casa. o la hora. o que la ama tal vez. ella cruza hacia el oriente del parque, él sigue caminando hacia el norte. ambos venden bolsas de basura y nadie les compra. y nadie se da cuenta que estamos en un basurero. y que a todos nos falta aire. como si ya estuviésemos en la bolsa cerrada.

(acexdos bajándose del taxi y yo viendo en mi cabeza la escena del video que ahora ocurre en el mundo real y ella diciéndomelo: 'lo tuyo es el autosabotaje, no?'. ratificar que esa fue la última vez que la vi.)

esas últimas noches en ese apartamento en el paseo del parque vi alienígenas ancestrales para hacerle honor a la brutalidad. a mi brutalidad. no ilustré a nadie. al contrario: vuelve y juega, tal vez solo dejé destrozos a mi paso.

me queda intentar ser mejor persona. seguir insistiendo. inspirarme en lo propio. también en lo ajeno. a veces desearlo.

tal vez con esta conclusión hay que cambiar el enfoque. por ahora exploraré la idea de lo bello. y ya, sin nada más.


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