dizque-crítica cultural: sobre brooklyn 99, wittgenstein y los malos vecinos

(no sé si esto es crítica o 'crítica'.)

brooklyn 99 es una comedia que se desarrolla en una estación de policía en nueva york. me parece que tiene un humor que no edulza o censura los temas usuales de un seriado de detectives (drogas, homicidios, investigaciones, brutalidad policial, discriminación y corrupción en la fuerza pública, etc.). al contrario se ponen en el centro de la punch line en donde el chiste ocurre no por el hecho (en sí violento o brutal), sino que lo chistoso está en el tratamiento al hecho y su normalización. ese absurdo da risa. no sé precisamente cómo sería un chiste con un joven que suicidaran en una estación de policía en bogotá pero estoy convencido de que un chiste así en horario estelar haría más por la toma de consciencia sobre ese problema -que radica en una estructura, no individuos-, que un par de estaciones de policía quemadas ocasionalmente cada par de años. necesitamos telenovelas distintas. en las que al hijo de la asistente administrativa de buen corazón que protagoniza el seriado lo mate la policía por la espalda mientras hacía un grafiti. se podría llamar así bien cursi, tipo 'catalina y su ángel de colores'.

en todo caso: estoy viendo ese capítulo en particular -e11 t2- y el argumento es que están en una operación encubierta en una habitación de hotel dos policías que son amigos. la operación son muchos días sin poder salir de la habitación y tienen que estar juntos todo el tiempo. tienen que lidiar permanentemente con el otro. no pueden salir de ese otro.

la convivencia se deteriora rápidamente. es una operación de ocho días y para el día cinco cada uno hace una lista de comportamientos del otro que se prohíben de la habitación durante el resto de operación. lo que inicia como una lista corta de ambos se amplía a medida que se deteriora la convivencia y su relación. de unos cuantos comportamientos se pasa a varias docenas: desde el 'no masticar con la boca abierta' a 'no hacer yoga', 'no tararear', 'no hablar de x película'.

viendo eso me acordé de un texto que presenté en la universidad en un seminario sobre wittgenstein. en él trabajaba 'una conferencia de ética' y hablaba sobre el uso ordinario y el uso ético de la palabra 'bueno'. de 'una buena silla' a 'pedro es una buena persona'. anotaba, siguiendo a wittgenstein, que el contenido de la palabra en uno y otro contexto se diferenciaba sobre todo que en el caso del uso ordinario de 'bueno' uno puede sustituir esa palabra por una descripción del tipo 'es una silla que permite estar cómodo'; 'es una silla que está hecha de un material de calidad'. por otro lado en el 'pedro es una buena persona' uno no podía hacer listados exclusivos así: uno podía decir 'javier es una buena persona' pero javier y pedro son distintos y lo que los hace buenas personas -en ese uso no ordinario de la palabra 'bueno'- no es reducible a una lista que contenga descripciones ni en sí comparable (aunque en otros niveles sí es comparable y eso es lo que permite las discusiones sobre la ética).

las cosas que nos molestan/encantan de una persona son variables, complejas, no reducibles a listados atómicos. recuerdo la escena de 'eterno resplandor de una mente sin recuerdos', en la que joel habla de la chaqueta de clementine diciendo que adoró esa chaqueta y que no sabía qué tanto -también- la iba a despreciar.

el asunto de las listas y las reglas en la convivencia es engañoso y dañino en las relaciones. uno cambia se mueve, es difícil definir al otro y también es difícil despertarse en la misma piel todos los días. la neurosis de la lista radica en pensar que el otro, ese otro con el que uno se relaciona, va a seguir existiendo después de pasar por el filtro de la lista y las prohibiciones. nada queda tras pasar ese filtro. o al menos no ese otro que uno filtra dizque para mantener cerca.

también quedé pensando en qué es lo que daña una relación. cuando algo, un hecho, una idea, un ruido, comienza a hacerse ensordecedor. comienza a opacar todo el color, a sembrar unas semillas del fastidio. no sé cómo pasa ese proceso. sé que me ha pasado (tanto en el rol del que se fastidia como en el rol de ser el que causa fastidio). sé que tampoco es un tema de listas. aunque a veces uno sí las enumera para señalar las fisuras que causan el abismo.

igual, la complejidad de las relaciones humanas a veces es sencilla. tengo una vecina que es una malacarosa descortés y desatenta. deja la reja del edificio sin cerrojo, baja la basura y deja sucio el pasillo. uno se la encuentra de frente en el pasillo y no es capaz de saludarlo a uno. sé que el tema no es de listas sino de las reglas no escritas del juego que compartimos todos. pero sea cual sea el estándar de medida, mi vecina es una paila.


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