espirtiualidad, espontaniedad, sentido del humor

ayer en el trabajo compartí presencialmente con una mujer con la que solo me conocía virtualmente. hacemos parte del mismo espacio de trabajo pero pocas veces coincidimos en persona en bogotá. es una profesora de colegio en santander que también es sindicalista. una mujer mayor, con rostro templado, bajita y que habla duro. santandereana. le caería bien a mi mamá.

mi abuelo está en el hospital hace dos días. está mal. muy mal. es posible que trascienda pronto. o no. uno no sabe. y es que el man siempre ha sido terco. hoy en la oficina estaba cumpliendo una compañera de la secretaría. hicimos vaca para una torta y nos reunimos con otros trabajadores en el salón social. algunas personas hicieron unas palabras para la homenajeada. yo no. pero me conmoví al escucharlos. pensé en el momento intenso de compartir esa deliciosa torta celebrando ese cumpleaños mientras tenía a mi abuelo, con toda su inmensa y larga vida a cuestas, en la situación en la que estaba. en cuidados intensivos. (aunque la vida bien vivida siempre exige cuidados intensivos).

cuando estoy muy tocado con la vida, sensible como con todo, pienso en la idea de los pagamentos. del sacrificio, el esfuerzo, que uno le mete a las cosas bellas de la vida. así, enterrar a una persona que muere al final natural de su vida, y en general conjurar las tusas de la existencia y los duelos de lo que se acaba, pasa por agarrar esos momentos de tristeza intensa y recordar que son posteriores a la alegría de aquello que fue y que hoy al no ser más nos llena de tristeza. pero que fue. y uno no puede pasar por alto eso. ¿que la canción duró poquito y bailaron poco? pero bailó. hay que pagar. pagarle a la vida por las carcajadas, las sonrisas, las tardes, anocheceres y amaneceres. agradecerle por permitir bailar en salas de apartamentos y parchar en potreros de cualquier parque bogotano.

volviendo a la profesora de santander, cuando terminó la celebración me acerqué a la cumpleañera, le dije unas palabras de aprecio, le saqué una carcajada y la profesora escuchó todo eso. cuando estábamos en el segundo piso a punto de iniciar la segunda parte de nuestra jornada de trabajo se me acercó y me dijo 'oiga me gusta mucho su espiritualidad. como esa espontaneidad y el sentido del humor con la vida. me gusta mucho. yo creo que eso es bonito'. me conmovió mucho eso. encuentro fascinante la bondad y la ternura de un extraño. en general, sí, pero en este caso en particular, me encantó que quedara en la misma oración 'espiritualidad', 'espontaneidad' y 'sentido del humor'. el tema de la espiritualidad conectado así me parece hermoso. me gustó mucho que esta persona le diera esos contenidos a mi espiritualidad. una espiritualidad que surge de lo espontáneo y de un sentido del humor destemplado. entre la oración y la carcajada. entre el rezo divino y el abrazo mundano. yo quiero eso. mezclar cosas de un modo bonito. aunque sean tristes y exigentes. como las vidas que se celebran en su devenir y las que se recuerdan en el momento en que se van apagando. y las canciones llegando a su fin. canciones que nos hicieron corear y que dejan un silencio raro -entre triste y satisfactorio- tras su fin.

hace unos años, en un encuentro de ecología política del agua en perú participé de una ceremonia indígena de limpia y agradecimiento. después de subir a los andes y ver la infraestructura del agua de los pueblos indígenas y campesinos de la sierra bajamos a un salón comunal en el centro académico del encuentro. allí nos pusieron en un círculo de la palabra, el fuego y el agua. yo no dije ni una palabra. solo miraba. vi como otros participaban. otros, con ademanes se entregaban a un momento que les llamaba, sentí entonces, por la pose y la condescendencia. recuerdo haber pensado en los empleados que se ríen de los chistes malos del jefe.

al final cuando todos los asistentes nos empezamos a ir, el mayor que lideró el espacio (pensé por un momento usar la palabra 'ritual' pero me quedo con 'espacio') de pagamento atravesó el salón y mientras me despedía de un investigador me apartó al lado y me abrazó sorpresivamente. se despidió diciéndome que yo tenía una energía muy bonita ('muy, muy bonita', recuerdo la reiteración). que la cuidara, me dijo.

no sé por qué pensé en eso mientras la profesora santandereana me decía eso sobre mi espiritualidad. me hizo sonreír en medio de un sacudón vital que atravieso en estos momentos. pensé en esa conexión. entre lo oculto y lo visible. entre lo obvio y lo que debe pensarse para construirle el sentido.

mi abuelo está muy mal. la vida le exigió mucho. la vida le permitió mucho. el pagamento es alto pero la vida siempre da más.

adenda. unas horas después de terminar este texto, en las selvas del guaviare aparecieron vivos los cuatro niños que estuvieron perdidos tras el accidente de una avioneta el pasado 1 de mayo. fueron 40 días por sí mismos en la manigua (no voy a decir '40 días solos en la manigua' porque uno no sabe qué fuerzas se mueven allá). leí que de los 10 perros que llevaron las fuerzas militares para apoyar las labores de búsqueda se perdieron 4. 4 niños devolvió la selva. 4 perros pidió. pagamentos.


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