tríptico de cartas sobre desamor, un cuento en tres partes: 1 "mesas de noche y portarretratos"
December 15, 2024•1,160 words
felipe, julián,
les escribo con el corazón apretado. la partícula de dios abandona mi pecho y mi vida. lo que crea y permite creer. el Amor.
ustedes ya saben que el tema con manuela no está tan bien. yo sigo confiando en que lo podamos resolver pero la verdad es que estamos más bien débiles.
intentando encontrarle sentido a todo esto, explicaciones, algo que me diga por qué está pasando esta mierda, no puedo evitar pensar en rasgos muy hartos de mi personalidad. creo que a veces me concentré mucho, tontamente, en tener formas de vida que creyera particulares, no "hegemónicas" y no clichesudas y no sé qué otros adjetivos ridículos y tontos que se quedaron conmigo en el tipo de formación política que recibí en mi primera juventud tal vez. la versión de mí mismo con la que me casé. cosas que ustedes me han corregido y enseñado a desaprender.
yo me enrancho en unas reflexiones y debates absolutamente estúpidos. he pensado estos días en que yo nunca tuve una foto de la persona amada en la mesa de noche. nunca. recientemente, en esta crisis tan maluca puse una fotografía muy bella de ambos, manuela y yo, en la mesita de noche. a lo bien no sé qué sucede. pero yo entro a la habitación y veo eso ahí y siento como aire fresco. como reafirmando la idea de que vamos a poder resolver esto juntos.
el asunto es que puse una fotografía muy bella de ambos en la mesita de noche y de alguna manera me imaginé como sería la mesita de noche en una forma de vida con ella: estaría el libro más reciente que publicara alguna amiga cercana o familiar, un portavaso para el café de la mañana, un soporte para celular para comodidad y un control remoto de televisión tal vez. y ahí la foto juntos.
pienso eso sin que ni por un instante pase por alto el hecho de que antes para mí todo eso era un cliché del que no quería ser parte. no sé cómo explicar el punto de vista tan ridículo y tan tonto y torpe que tenía. simplemente no encuentro explicaciones. pero así lo veía. lamentablemente. a partir de eso me pregunto por todo lo que necesito desaprender (segunda vez que uso ese término en este texto y probablemente en la última década): un montón de lecturas sobre mí mismo. eso me atortola y me genera un montón de sinsabores sobre mi propia condición humana y sobre lo que puedo ofrecerle a los demás.
en este punto, contrastando cómo yo quiero que estén las cosas versus cómo están, entre el espacio ideal e imaginado que me hago en la cabeza, pienso en cómo podría transformar mis espacios si conduciera mi vida de cierta forma. que un amor hermoso e inmenso tuviese su lugar físico en mi mesa de noche y así se conduciera y organizara el espacio. entre ese espacio imaginado me confronto con el espacio real de tener encima de la mesa de noche un montón de lentes de gafas, sobrepuestos y unos marcos para cambiar. todo ahí regado. lo único hermoso es el portarretratos. una perfecta representación del actual estado de cosas: un último bastión de la belleza y del amor y de la afirmación en el caos y la crisis.
ahí en la mesita de noche, entre el reguero de los lentes me he encontrado un pequeño caimán de manuela. precioso, delicado, pero reventado y roto en sus dientes. viendo eso, y viendo esos lentes, pienso que en mi falta de atención paso por alto las pequeñas cosas y cómo se van rompiendo. todas esas gafas y lentes y no veo lo que se está rompiendo. increíble, de veras. me preocupa que a medida que me fije mejor en las cosas no descubra amor sino la ausencia y el deterioro de lo que un día fue amor.
vuelvo al portarretratos. me refresca ese estereotipo. me conecta con el otro. en este caso con la otra. con manuela. me encanta ver esa foto. aun con la tardanza, aun con el desorden. creo que puedo llegar a tiempo y remediar esto. quiero creer que sí. creo que puedo organizar mejor mi espacio. estoy seguro de que sí. y es que continuando la reflexión sobre esa crítica ridícula y sobre todo desenfocada a los clichés y una obsesión (esa sí fundamentalmente ridícula cuando no estúpida) con la autenticidad y la originalidad que tenía, pensé en cómo esa faceta de mi personalidad se ha hecho un rasgo horrible y rayador que me afecta cómo me relaciono con los demás. no lo digo desde el juicio de terceros. lo digo por mí mismo: yo no quiero sentirme así. rayado. yo quiero saber integrarme. visitar la vereda de la gente no rayada. de la gente tranqui y de risa fácil. debe ser precioso. es una cosa maluca ser cómo soy y yo no quiero ser rayado. y lo he sido. mal ambiente y harto. todo. me ha quitado cosas. me ha hecho sentir mal. ha hecho que haga sentir a otros y otras mal. me ha alejado de manuela y de su círculo. de sus amigas que son como sus hermanas. me he auto-excluido. y todo eso ha atravesado este malestar por el que estamos pasando.
bajo esta reflexión, lo que les quiero decir, lo que me cabe decir en esta situación concreta de manuela preguntándose de si me quiere o no (y pues ya uno de entrada en esa reflexión está perdiendo, o entra perdiendo) y alrededor de la rayadez y la hartera y sobre su opuesto -es decir querer afirmar la vida- es lo siguiente. manuela me puso a dibujar de nuevo. por lo menos hace un par de años yo no dibujaba como en ese ejercicio espiritual serio de terapearme, a lo querido diario pero con colores y sensibilidad, todo de forma heteromariconapreciosa.
toda esta situación me llevó a dibujar de nuevo. terapearme con colores. ahorita dibujé un yunque. después les explico qué significa. ¿por qué traigo este tema del dibujo cuando hablaba de espacios transformados y portarretratos? porque la idea de dibujar los espacios y la vida posible e imaginada me harán arreglar la mesita de noche. poner el portarretratos, la publicación reciente, el control remoto, el portavaso y el soporte de celular y tomarle una foto a ese espacio. tomarle una foto a la foto enmarcada sobre mi mesa. una foto a una foto. todo para tener ese espacio imaginado creado en un instante de fe en el tiempo. contar con ese espacio imaginado en la potencialidad de su realidad con el objetivo de poder dibujarlo. tocarlo. presenciarlo.
dibujarlo, dibujarlo varias veces como una forma de anhelo y también de duelo. poner la mesa de noche bonita confiando en que resista y dure. necesito, julián, felipe, aferrarme a confiar en el amor y la luz. no quiero que el espacio se desorganice. quiero disponerlo al amor.
los quiero.