Dos muertos

-¿Por qué a mí?-Clamó la víctima, de puntillas sobre un banco.
-Los caminos del señor son misteriosos-Respondió el asesino.
El bruto, en cuyas manos estaba la soga que amarraba al cuello de la víctima, estornudó.
-Sí es así, ¿por qué no me mata de una vez?
-Todavía no es momento-Respondió.
...Para su infortunio, el bruto estornudó por segunda vez. Con su fuerza tensó la cuerda que quebró el cuello de la víctima. Fue una muerte inmediata. Luego amarró la soga a un poste y encaró su destino.


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