Mapa de calores

F conoció a J en la salida del metro. Amor a primera vista, pese al reciente divorcio de F con H... Sin embargo para J era su primera vez. Dos citas después, F y J comenzaron su historia juntos ante la sorpresa de H y N, ex de J, que aún tenía esperanzas de regresar antes de concluir !!!. F y J planearon un destino grandioso que superaba las expectativas de sus anteriores relaciones: viajar, tener hijos, comprar una casa, fueron opciones barajadas en los primeros días de su amor. Anunciaron su unión en Facebook con una foto de ambos en la playa. Y de ahí en adelante vivieron el día a día de una pareja del siglo, entre notificaciones del celular, tarjetas de crédito compartidas y salidas al bar cada viernes. Una que otra vez iban a actividades de sus trabajos para actualizar al mundo que seguían juntos. En ocasiones, F o J recordaban la grandilocuencia conque iniciaron su vida y deslizaban por ahí las frustraciones de no haber cumplido las promesas de los primeros días. Hasta que apareció X, a la entrada del supermercado, quien flechó a J e iniciaron una relación paralela. F, ajeno, descubrió la infidelidad y reaccionó con indignación —muy esperable, según le dijo X a J, quien daba largas a la idea de J de romper con F y mudarse a la casa de X; tampoco era de guardar chats o intercambiarse fotos, en su justo medio X, sin ceder o pretender demasiado. Abocados a un divorcio, F y J iban cerrando los episodios de una vida juntos sin mayores acontecimientos. En ocasiones, era J quien trataba de regresar a los tiempos en que fueron felices, pero F era refractario al recuerdo. Por su lado había conocido a A, con quien compartía algunos momentos de solaz, reconociendo que lo de J fue una gran oportunidad para amar. X, sin mover un ápice, seguía viéndose con J, sabía lo de F con A, y no tenía ninguna intención de trascender. A, sabiendo de la poca claridad de F, tampoco apostaba a futuro. Una noche F y J se cruzaron unas cuantas palabras por una nimiedad. De las palabras pasaron a los platos, de los platos a las palabras, de éstas a los besos, luego a las caricias, al final al sexo. Aunque se emparejaron, las claridades eran necesarias. X y A eran esenciales para F y J. Funcionaría, por supuesto, si pretendieran menos y realizaran más. Un año después, A, F, J y X, bebían en la terraza mientras conversaban sobre la vigencia de las antiguas historias de amor, en las que al final alguien terminaba sacrificado por el egoísmo del otro.


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